Los hechos han destapado la cruda realidad: Uruguay está negociando un acuerdo de libre comercio con Estados Unidos, y la realidad es que hace tiempo los socios más chicos del Mercosur están descontentos. El acuerdo de inversiones negociado por el Gobierno de Batlle fue el proceso que permitió a los dos países discutir de manera paralela un acuerdo de libre comercio, y es probable que estas negociaciones estén más cerca de su punto final que de su punto inicial.
¿Por qué los hechos se impusieron de una manera tan cruda? Porque durante los últimos años, los líderes del Mercosur optaron más por privilegiar los actos simbólicos que por enfrentar la realidad y abrir el debate político sobre su futuro. Uruguay ya ha recibido importantes beneficios de un acuerdo de libre comercio con México, y ha concluido que la firma de otros acuerdos le ayudará a crecer y generar empleos productivos. Quizás a los socios grandes les moleste más que el nuevo acuerdo sea con EE.UU., pero la realidad es que en ausencia de una mayor liberalización del comercio y en presencia de una estrategia indefinida de inserción internacional del Mercosur, Uruguay continuará negociando otros acuerdos. ¿Por qué postergar su desarrollo en aras de intereses de los socios grandes que no ve como propios?
Uruguay tiene un patrón de ventajas comparativas muy similar al de Argentina (productos primarios y agro-industriales), y ha decidido salir a buscar mercados de una manera más agresiva que sus socios del Mercosur. También es importante resaltar que a diferencia de Argentina, no impone mayores cargas tributarias sobre el campo y su agro-industria, que sobre los otros sectores. En resumen, las políticas externas de Uruguay son consistentes con las internas y no varían entre gobiernos de centro-derecha y centro-izquierda. Al igual que Chile, con esta consistencia temporal y transversal, busca cosechar mayores ganancias económicas y sociales.
Tres hechos adicionales han impulsado a que este país defina una estrategia más concreta de inserción internacional. El primero está relacionado con los desvíos de comercio que ocurren cuando como consecuencia de la creación de un acuerdo comercial, los países miembros sustituyen importaciones producidas eficientemente en terceros países, por productos no competitivos elaborados por sus nuevos socios. El impacto más visible de estos desvíos se observa en la pérdida de ingresos gubernamentales y es probable que Uruguay haya sufrido mayores costos que los países más grandes. El segundo tiene que ver con las propias barreras intra-regionales del Mercosur que han afectado a algunas de las más importantes exportaciones de este país como son el arroz y los productos lácteos.
El tercero, se refiere a los aspectos macroeconómicos. En particular, cabe señalar que las fluctuaciones del PBI de Uruguay tienen una correlación superior al 90% con las de Argentina. A través de nuevos acuerdos comerciales, este país está buscando disminuir su macro-dependencia del Mercosur.
Es bien sabido que el regionalismo es una estrategia muy inferior al multilateralismo, y es probable que Uruguay no se hubiera embarcado de una manera tan decidida en la búsqueda de nuevos acuerdos comerciales si el mundo estuviera previendo que las negociaciones de Doha serán exitosas. Debido a que éste no es el caso, este país hace bien en complementar su inserción internacional con nuevos acuerdos. Sería ilusorio pensar que los socios más grandes compensarán a los más pequeños por las asimetrías del Mercosur.
Entre países en desarrollo, la experiencia internacional en materia de compensación dentro de acuerdos comerciales es prácticamente nula.
Cabe también destacar que Uruguay deberá negociar muy cuidadosamente aquellos aspectos del acuerdo con EE.UU. que tienen que ver con políticas detrás de las fronteras, como propiedad intelectual, compras gubernamentales y políticas sanitarias y fito-sanitarias. Es precisamente en estas áreas donde los riesgos de costos asociados con acuerdos con países industriales son mayores.
Finalmente, la realidad del Mercosur no cambia por la decisión de Uruguay: simplemente la hace visible al sacarla del armario donde estaba guardada. Si la nueva estrategia de este país acelera su crecimiento como espera, el Mercosur se beneficiará. De cualquier manera, este destape crudo deja en claro la necesidad de efectuar el debate político y adoptar decisiones de significancia sobre el futuro de nuestro acuerdo porque de lo contrario, por omisión el mismo continuará siendo erosionado.