El dólar es la divisa de Estados Unidos, pero su debilidad resulta cada vez más un problema para el resto del mundo.

Ayer el índice del dólar ponderado por el comercio exterior cayó a su punto más bajo en 12 meses, a 76,05. Se rumoreó que el Banco de Corea podía intervenir en el mercado, y el Banco Nacional Suizo advirtió que podría hacer lo mismo.

La declinación del dólar no es ahora un inconveniente para EE.UU., pero la correlacionada potencia de otras divisas es una amenaza clásica para sus economías porque perjudica sus exportaciones justo cuando se intenta revivir el crecimiento.

Sin embargo, a estos países no se los ve demasiado preocupados. Pese a la supuesta reacción de Corea, lo realmente notable es el virtual silencio por parte de los otros bancos centrales.

Hace unos meses, una serie de países protestaron ruidosamente por la posibilidad de que sus monedas se apreciaran a medida que el dólar declinaba. Eso no está ocurriendo ahora. Hasta la amenaza suiza de intervenir contra el euro. aunque lo que está en la raíz de la potencia de la moneda suiza sea la debilidad del dólar, fue una simple repetición de una declaración previa y, unida a la mejoría en el panorama económico, no causó un impacto resonante en el mercado cambiario.

El miércoles Japón, famoso por sus intervenciones en el mercado, dio indicios de que se mantiene tranquilo con respecto a la fortaleza del yen.

Todo esto indica que los bancos centrales parecen haber aceptado la actual debilidad del dólar, siempre que las oscilaciones no sean demasiado rápidas y tengan una base amplia.

Pero las monedas no se mueven en línea recta. En algún momento el mercado se detendrá para recuperar el aliento, lo que dejará a los bancos centrales y a los operadores cambiarios frente a frente, mirándose con cierto nerviosismo. Los agentes saben que las súbitas intervenciones pueden producirles pérdidas enormes en cuestión de segundos.

Por su parte, las entidades centrales son conscientes de que, aunque pueden lograr éxitos en el corto plazo, no pueden evitar por mucho tiempo los cambios de marea del mercado.