Parece que algunos de los que participaron del pensamiento económico fracasado y permitido del período 1976-2002, son capaces de involucionar hasta desconocer diversos instrumentos estadísticos. Tal vez con el objetivo inconfesable de defender negocios privados, en detrimento de un bien público como es la estadística oficial.

En la reciente publicación por parte del INDEC de las bases de Microdatos de la Encuesta Permanente de Hogares, se presentan aspectos novedosos resultantes de la aplicación de innovaciones metodológicas desarrolladas por los equipos de trabajo de la Dirección de Metodología Estadística y la Dirección de Encuesta Permanente de Hogares. La única razón para soslayar esas mejoras, así como los motivos por los que en su momento dicha información tuvo que ser discontinuada es el desconocimiento cabal del tema que se trata.

En un artículo publicado ayer por un representante de FIEL, se critica la pretensión del INDEC de que la información se utilice y se interprete correctamente. En esa misma nota se menciona el deterioro que habría sufrido la estadística pública en los últimos 3 o 4 años.

Nada se dice del arduo trabajo que tuvieron los actuales profesionales y técnicos del INDEC para solucionar los gravísimos problemas que por desidia o ignorancia tenía la serie histórica de la Encuesta Permanente de Hogares. Entre muchas otras mejoras en la calidad de la información se destacan: la aplicación, para todos los períodos, de los mismos criterios de clasificación de Rama de Actividad, lo que implica que las desagregaciones más recientemente incorporadas fueron aplicadas a la información más antigua, y en toda la serie se dispone de la máxima apertura; a través de novedosos métodos de calibración se eliminan o reducen las fluctuaciones originadas en el muestreo ya que trimestre a trimestre cambia la estructura demográfica de la muestra; se aplican técnicas de imputación de valores faltantes, al igual que lo hacen las principales oficinas nacionales de estadística y los organismos internacionales, dando fin a la producción de información incoherente.

Tampoco menciona la actualización de la base del IPC-GBA –que era de 1999– y la incorporación de tecnología a la captura de datos, la actualización del año base de las Cuentas Nacionales prevista para el primer trimestre de 2010 iniciado y no finalizado por la anterior gestión del INDEC, la mejora en el cálculo de la Inversión Extranjera Directa, la creciente explotación de la información de la Encuesta Nacional de Grandes Empresas, la intensa participación del INDEC en los ámbitos internacionales de estadística más reconocidos, el incremento del trabajo conjunto con las Direcciones Provinciales de Estadística, entre muchas otras acciones.

El INDEC viene llevando a cabo todas estas actividades enmarcadas en un plan que apunta a revertir la parálisis y obsolescencia de su tecnología, metodologías y procesos de trabajo, producto de muchos años de funcionamiento estanco, en los que cada área del INDEC parecía estar al servicio de los investigadores privados, en detrimento de los intereses del conjunto de la sociedad.

Conocer cómo se construyen las estadísticas así como su correcta utilización, es necesario para sacar conclusiones válidas. Por ejemplo, si se decide utilizar los datos de la EPH del INDEC, la información correcta para hablar de hogares pobres o de distribución del ingreso es la referida al Ingreso Per Cápita Familiar y no la que mide el Ingreso Individual.

Esto último es el que hicieron muchos ‘analistas mediáticos’ a partir de la información publicada por el INDEC el día viernes pasado. A raíz de ello el INDEC sostuvo mediante una nota de prensa que se hizo la peor interpretación posible de la información publicada.

El abordaje de los fenómenos económico-sociales y el conocimiento de los diversos instrumentos que se utilizan para interpretarlos no distingue entre oficialistas y opositores. Sí entre quienes antes de hablar se preparan y estudian, y quienes a través de su presunción sólo denotan ignorancia.