El hecho de que el billete de mayor denominación en la Argentina valga menos de u$s 7 no sólo tiene impacto monetario en las cuentas del Banco Central (en 2014 gastó $ 1534 millones en la impresión de billetes, un 53% más que el año anterior). También origina problemas de tránsito.
¿Por qué la resistencia de Cristina a imprimir un billete de más de $ 100 puede producir ese efecto? Según admiten las propias transportadoras de caudales, cada camión pesa 17.000 kilos, más 1.000 kilos por la carga de billetes, y cada vez necesitan más vehículos para poder transportar tanto "físico".
"Las calles nuevas del microcentro, con tramos peatonales, como Reconquista, Perón o San Martín, son zonas débiles que no están preparadas para soportar semejante peso, entonces se originan baches", admite en off el directivo de una de las compañías más importantes del sector.
Un camión hace diez paradas por día, porque cada parada le demanda media hora, por la cantidad de físico que deben bajar. Una saca es como denominan en la jerga a una bolsa, que contiene ocho balas o ladrillos. En cada bala entran 1000 billetes, por lo que pueden llevar hasta $ 100.000 o u$s 100.000, en caso de ser todos billetes de 100. Por lo tanto, cada saca puede llevar hasta $ 800.000 o u$s 800.000. Por protocolo de seguridad, el portavalores debe tener una mano libre, por lo que sólo puede transportar una saca por vez. Por ende, debe realizar varios viajes entre donde está estacionado el camión y el banco. "La mayor permanencia en la calle aumenta el factor riesgo, porque hay veces qur tienen que hacer seis viajes para poder llevar seis "sacas", y en muchos casos las dársenas de estacionamiento nos quedan lejos de las entradas de los bancos. Un billete de $ 200 nos aliviaría mucho la carga de trabajo y lo haría más seguro, ya que el tiempo de permanencia en un lugar sería más corto", confiesa un ejecutivo de otra de las empresas del sector.
A su juicio, si en lugar de 10 paradas hicieran 14, podrían ser más eficientes y mejorar los costos.
Los bancos le habían pedido al BCRA que regule las tarifas del sector, pero por ahora la autoridad monetaria parece no ver este tema como una preocupación, ya que lo único que le pide a las transportadoras es que informen sus cuadros tarifarios. Creen que es un servicio que cada entidad puede negociarlo por su cuenta, pero para los bancos no es nada sencillo, ya que son sólo tres las grandes empresas del sector (Prosegur, que tiene el 60% del mercado, Brinks y Maco) y el año pasado aumentaron sus tarifas un 38%.
Cobran cada vez que el camión hace una parada, más un porcentaje de los que lleva, que puede ser de alrededor del 0,2%. Para los bancos, es el costo más alto que tienen en su estructura luego del personal, ya que con un aumento del 40% de la emisión monetaria, y al no haber un billete mayor de $ 100, debe contratar muchos servicios.