Durante la última década, los bancos más grandes del mundo se introdujeron, sin mucha fanfarria, en un negocio muy alejado de su tradicional actividad financiera: la comercialización de materias primas físicas.
Morgan Stanley fue uno de los grandes transportistas de fuel oil hacia el Puerto de Nueva York. Deutsche Bank en un momento tenía suficiente aluminio para construir 30.000 aviones jumbo, y JPMorgan ayudó a transportar azúcar brasileña a todo el mundo. Pero ahora los bancos se están retirando en masa de ese sector.
Este giro permite a las comercializadoras de commodities que en su mayoría no cotizan en bolsa y están poco reguladas, como Vitol, Trafigura y Louis Dreyfus Commodities, consolidar su control de las cadenas de abastecimiento de alimentos, petróleo y metales.
A medida que los bancos se retiran del sector, las traders independientes asumirán algunos de los roles que anteriormente cubrían los bancos, aseguró Roland Rechtsteiner, experto en commodities de la consultora Oliver Wyman.
El paso al costado de las entidades bancarias se debe a la regulación, las limitaciones de capital y la baja rentabilidad producto de los precios estables del petróleo y otras materias primas. La consultora Coalition estima que en los 10 bancos líderes los ingresos provenientes del área de commodities el año pasado se contrajeron a u$s 4.500 millones, comparado con el récord de u$s 14.100 millones de 2008.
Deutsche Bank abandonó casi por completo el negocio, al igual que UBS y Royal Bank of Scotland. Barclays está disminuyendo su presencia, mientras que Morgan Stanley, una de las refinerías de Wall Street originales acordó la venta de su unidad de trading de petróleo a Rosneft, la petrolera estatal rusa.
Sólo Goldman Sachs parece estar estratégicamente comprometido con el negocio, ya que lo considera demasiado importante para los clientes como para salir.
Este giro llamó la atención de los reguladores. La Autoridad de Conducta Financiera del Reino Unido señaló a principios de este año, en su primer informe sobre el sector de materias primas en cinco años, que los bancos redujeron la escala de sus actividades, mientras que las comercializadoras de commodities asumieron un mayor rol: Esta tendencia puede continuar en el futuro en parte debido a los cambios regulatorios; y algunas entidades no bancarias pueden exigir requisitos de capital mucho menos rigurosos y operar sin restricciones remunerativas.
A medida que los bancos dan un paso atrás, los traders de commodities físicos aprovechan. Algunos están comprando las firmas que los bancos ya no quieren. Mercuria, una comercializadora con sede en Ginebra y fundada hace una década por dos ex traders de Goldman, acordó comprar la división de materias primas físicas de JPMorgan por u$s 3.500 millones.
Ian Taylor, CEO de Vitol, señaló que la retirada de los bancos creó oportunidades a más largo plazo.
Una oportunidad que surge es en el área de financiación. Tradicionalmente, los bancos otorgaron crédito a los productores y consumidores de materias primas. Pero cada vez más los traders lo hacen ellos mismos, incorporándose al mundo de la banca informal. Vitol y Glencore el año pasado acordaron prestar a u$s 10.000 millones a Rosneft para ayudarlo a financiar la adquisición de TNK-BP. Las comercializadoras reciben como garantía el futuro suministro de petróleo.
Esto sorprendió a las autoridades que fijan políticas, preocupadas por la posibilidad de que surja otra industria demasiado grande para quebrar. La Junta de Estabilidad Financiera, el organismo con sede en Basilea que coordina a los reguladores financieros, ya está estudiando el rol de las comercializadoras en el mundo de la banca informal.
Las traders también están desarrollando una mayor presencia en activos industriales. Vitol adquirió a Royal Dutch Shell una división australiana de estaciones de servicio y refinerías, operación por u$s 2.600 millones. En parte, ésta es una respuesta a los débiles márgenes que está dejando el trading puro debido a la mayor competencia y menor volatilidad, particularmente en el mercado de petróleo.
Christophe Salmon, director financiero de Trafigura en Europe, Africa y Medio Oriente, sostiene que algunas comercializadoras han reinvertido parte de sus ganancias en activos industriales capaces de generar sinergias. Los activos logísticos como puertos y terminales respalda los flujos constantes del comercio; siendo dueño de establecimientos de depósito se reducen los costos de transacción y permite a las firmas amortiguar los shocks que puedan producirse en la oferta y la demanda, explicó.
