
Surgieron nuevas señales de que la recuperación de la eurozona finalmente se está fortaleciendo tras años de estancamiento económico. Una reciente encuesta a gerentes de compra, seguida muy de cerca en el mercado, refleja que la actividad en la región está creciendo a su mayor ritmo desde la primavera boreal de 2011.
El índice de gerentes de compras (IGC) para la eurozona, compilado por la firma Markit, este mes marcó 54,1 puntos, comparado con los 53.3 de febrero, un nivel muy superior a los cruciales 50 que marcan expansión de la actividad.
El índice brinda algunas razones para estar contentos por la tan esperada mejoría en la área de la moneda única:
Crecimiento de los pedidos nuevos. Markit calcula el IGC preguntando a 5.000 gerentes de compras de ocho países de toda la eurozona si la actividad en sus empresas subió, cayó o se mantuvo en el mismo nivel el mes pasado.
Las órdenes nuevas son un barómetro de lo que sucederá con los niveles de actividad en los meses próximos. La lectura de las pedidos nuevos mejoraron de 52,5 en febrero a 54 el mes pasado, el nivel más alto en casi cuatro años.
La debilidad del euro ayuda. El euro subió contra el dólar en los últimos días, pero la moneda única sigue valiendo una quinta parte menos contra la divisa norteamericana, comparado con esta misma fecha del año pasado.
Mario Draghi atribuyó el repunte del crecimiento en la región a la debilidad de la moneda, a la caída de los precios del petróleo y al programa de flexibilización cuantitativa del Banco Central Europeo (BCE). Y el índice de gerentes de compras respaldan la opinión del presidente del BCE.
Una lectura de la actividad fabril en Alemania, la economía más grande de la región, subió a su nivel más elevado en casi un año, ayudada por la debilidad del euro.
La caída contra el dólar también sirvió para suavizar las presiones deflacionarias, ya que el costo de los insumos aumentó a su mayor ritmo en más de un año. Esa es una buena noticia para una región donde la inflación es menos 0,3% y se mantuvo durante dos años por debajo de la meta del BCE cercana a 2%.
La reducida tasa de inflación en parte refleja la caída en el costo del crudo, pero la medición subyacente que no incluye los precios del petróleo y los alimentos se encuentra en su piso récord, lo que indica que la demanda es débil.
Si bien el IGC muestra que la mayoría de las compañías siguen reduciendo precios, algunas pudieron trasladar los mayores costos a sus clientes. La lectura del IGC para los precios de la producción trepó de 47,9 en febrero a 49 este mes. Eso indica que la demanda se está fortaleciendo un poco.
Las empresas están contratando otra vez. La tasa de desempleo sigue siendo inquietante, ya que ronda el 11,2%. Pero en los últimos meses cayó levemente y el IGC indica que la tendencia continuó en marzo.
Una lectura diferente del empleo lo ubica en 51,8, comparado con el 51,6 de febrero, el nivel más alto desde agosto de 2011. Eso señala que las empresas confían lo suficiente en una recuperación como para tomar empleados adicionales.
Pese a que es buena noticia, la tasa de desocupación todavía no tendrá una caída abrupta. La recuperación es aún modesta si se la compara con el Reino Unido y Estados Unidos, donde el índice es casi la mitad del de la eurozona. El ritmo de crecimiento todavía tiene que repuntar mucho más para que las empresas contraten muchos trabajadores.










