Es difícil pensar en dos figuras mundiales tan distintas y opuestas como el Papa Francisco y el presidente Donald Trump. La ex estrella del reality show adora a los ricos y desprecia a los pobres. El jesuita argentino llama al capitalismo "la adoración del antiguo becerro de oro . . ha encontrado una versión nueva y despiadada en el fetichismo del dinero y en la dictadura de la economía sin un objetivo verdaderamente humano".

Ya discreparon antes. En vísperas de las elecciones de 2016, el Papa dijo que Trump "no es cristiano" en su hostilidad hacia los inmigrantes y su objetivo de construir un muro entre EE.UU. y México. ¿Estará ahora el Papa tratando de inclinar la elección presidencial en contra de Trump y a favor de Joe Biden, que sería el primer presidente católico desde John F. Kennedy?

En 2016, Trump obtuvo una mayoría de los votos de católicos blancos contra Hillary Clinton (que recibió los sufragios de los católicos hispanos). Ese apoyo está disminuyendo -y puede ser que el Papa esté tratando de disminuirlo más.

El Papa Francisco acaba de publicar una encíclica dirigida a los 1300 millones de católicos del mundo, incluyendo a los católicos norteamericanos, que representan casi un cuarto de los votantes de EE.UU. Titulada Fratelli Tutti (Hermanos todos), sigue arremetiendo contra las políticas que le fallan a los pobres, pero apunta al populismo y al "nacionalismo exasperado, resentido y agresivo".

El Vaticano trata de evitar los pronunciamientos políticos partidistas y electorales. Pero el momento de la publicación de la encíclica puede no ser del todo inocente. Su anterior encíclica apareció antes de la cumbre climática de la ONU de 2015. En ella se instaba a los católicos a renunciar a la cultura consumista que conduce a la degradación ambiental que golpea de manera desproporcionada a los pobres y vulnerables. También apoyó la evidencia científica del cambio climático provocado por el hombre, un engaño chino, según Trump.

El compromiso del Papa en la lucha por la justicia social contra la pobreza y la desigualdad se alinea con Biden, un católico con rosario en el bolsillo.

Traducción: Mariana Oriolo