Brasil debería estar mejor preparado para la Copa Mundial de este año y también viene con demasiado atraso en las obras para los Juegos Olímpicos de 2016 en Río de Janeiro, reconoció el ministro de Deporte del país.
La sincera admisión de Aldo Rebelo marca un giro en el tono que venía mostrando el gobierno brasileño, que mantenía el desafiante mensaje de que estaban al tanto de las tareas vinculadas a albergar los próximos dos eventos deportivos más grandes del mundo.
Cuando se le preguntó durante una entrevista de Financial Times sobre qué habría hecho diferente Brasil cuando hace siete años el país fue elegido sede del Mundial, Rebelo afirmó: Habría aprovechado mejor el tiempo porque las decisiones no serían distintas. Seríamos anfitriones de la Copa Mundial en 12 ciudades, probablemente en las mismas que se eligieron en ese momento... Sí, podríamos haber aprovechado mejor el tiempo.
El ministro señaló que no anticipa problemas en los preparativos de Río 2016, siempre que no malgastemos el único activo que no se puede recuperar: el tiempo.
La FIFA y el Comité Olímpico Internacional están cada vez más desesperados por la lentitud de las obras en Brasil. Los tres estadios que se usarán para el Mundial, que comienza el 12 de junio, siguen sin estar terminados y varios proyectos de transporte público vinculados con el torneo fueron abandonados.
La FIFA repetidas veces se enfrentó con los organizadores y el presidente Sepp Blatter el año pasado abiertamente se preguntó si había sido buena idea otorgarle a Brasil la Copa Mundial de Fútbol.
El COI advirtió el mes pasado que los organizadores de Río necesitan supervisión constante y su presidente, Thomas Bach, dijo después de un encuentro con la presidenta de Brasil Dilma Rousseff en enero que no había tiempo que perder.
Rebelo aceptó que Brasil había dejado para muy tarde la terminación de los estadios para el mundial. A pesar de las demoras en la infraestructura de los aeropuertos, aseguró que se podrá volar con total facilidad entre las ciudades brasileñas donde haya partidos y que la capacidad aeroportuaria será 50% mayor a la demanda proyectada. Nuestro problema está en las operaciones, el tiempo que le toma a los pasajeros desembarcar, recibir su equipaje, imprimir o buscar sus pasajes, admitió.
Después de las masivas protestas en contra de la Copa Mundial durante el ensayo general del año pasado, la Copa Confederaciones, disminuyó el apoyo del público al torneo de este año. Robelo afirmó que hay una diferencia entre los niveles de respaldo en las ciudades que son sede, donde es elevado, y el resto del país.Es cierto que en otras ciudades no se observa el mismo grado de entusiasmo, dijo. Cree que las protestas durante el Mundial se limitarán a acciones aisladas.
La fuente del descontento del año pasado los costos de la Copa Mundial para Brasil y el hecho de que el gobierno no brinda escuelas y hospitales cumpliendo con los estándares de la FIFA, estuvo inspirada en la oposición que fomenta un debate ideológico, político y electoral, se quejó el ministro.
