Era el secreto que muchos conocían pero del que nadie hablaba. Y menos todavía los medios.
Una joven periodista que quería obtener una entrevista con un político poderoso supuestamente aceptó reunirse con él fuera de su lugar de trabajo. Resultó que la reunión era en una garçonniere, palabra francesa que describe un refugio secreto donde las relaciones amorosas pueden llevarse adelante con total discreción. En minutos, dijo después la periodista, la entrevista se convirtió en pesadilla cuando el político trató de abusar de ella.
Tristane Banon, una novelista que hoy tiene 31 años, es nueve años mayor pero, según David Koubbi, su abogado, todavía no se ha recuperado de su encuentro, en 2002, con Dominique Strauss Kahn, que entonces era un diputado socialista.
Mi clienta está literalmente destrozada, le aseguró Koubbi al diario Le Parisien. A otras organizaciones noticiosas el abogado le informó ayer que Banon está considerando presentar una demanda legal contra Strauss-Kahn.
Banon hizo públicas sus acusaciones por primera vez en 2007, en un programa de televisión nocturno llamado 93, Faubourg Saint-Honoré. Pero el nombre de Strauss-Kahn fue eliminado de la transmisión y el tema nunca fue tratado por los medios franceses, aunque muchos lo conocían.
Nunca escribimos porque ella nunca hizo una acusación formal, dijo un periodista de Radio France.
