Ni abuelos, ni abuelitos, ni viejitos. Viejos. Porque, según los especialistas, se suele tener una concepción errónea de lo que implica tocar los 60 o 65 años. Cuando se llega a esta etapa de la vida, se considera que se alcanzó la tercera edad. Hay muchos mitos, aunque también verdades, respecto de este grupo etario. También hay formas de incluirlos y formas de estigmatizarlos. ¿Cuánto ayudan los municipios y la comunidad en general a que los más grandes conserven el derecho a sentirse parte de la sociedad a la cual siempre pertenecieron?
Para empezar, es necesario definir cuando se es un adulto mayor. Dr. Federico Quaglia, jefe de Psicogeriatría del CEMIC, explica que vincular a las personas de más de 65 años a este grupo aplica a los países desarrollados. Argentina tomó ese parámetro, pero, según el especialista, debería haber tomado el de los países en vías de desarrollo: los mayores de 60 años. Que tenga enfermedades, discapacidades funcionales, menor actividad, o retiro laboral son otros criterios de medición.
Qué dicen los números
Según datos del Banco Mundial, en el total de su población, la Argentina tiene un 11,05% de personas con más de 65 años. Es una tendencia creciente. Al revisar los datos de 1960, la misma entidad da cuenta de que para esos tiempos este porcentaje se reducía a un 6%. Asimismo, un informe publicado en febrero de este año por el Instituto de Estudios Laborales y Sociales (Idelas) de la UCES, expone que la población argentina aumentó su edad promedio respecto de la media del mundo.
Daniel Sticco, director de Idelas, adjudica este suceso a la caída de la tasa de natalidad, entre otros factores. "Además de tener un menor crecimiento vegetativo y, al mismo tiempo, por el avance de la tecnología, de la medicina, de la alimentación saludable, en alguna medida, la población se envejece", razona Sticco.
Idelas se basó en la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) del INDEC, que relevó 31 aglomerados urbanos en los cuales se detectó una población estimada de 27,3 millones. De allí, surgió que la edad promedio de los habitantes era de 32 años, un año y medio más que la media mundial. Además, de la información recogida también reresultó que, hoy, hay unas 3,8 millones de personas de 60 a 69 años (9%) y unas 3,5 millones de más de 70 años (8,4%). Entonces, los adultos mayores representan el 17,4% del total.
Sin embargo, este último dato, comparado con el resto de los rangos de edad, pierde peso -hay que tener en cuenta que engloba a dos categorías distintas. Las personas de 50 a 59 años representan el 10,7%; de 40 a 49 años el 12%; de 30 a 39 el 13,6%; de 20 a 29 el 15,9%; de 10 a 19 el 16,2% -la categoría con mayor representación; y de 0 a 9 el 14,2%.
Por su parte, la Organización Mundial de la Salud (OMS) manifiesta que "la población mundial está envejeciendo a pasos acelerados". Se estima que entre 2.000 y 2.050 la proporción de los habitantes del planeta mayores de 60 años se duplicará, pasando del 11% al 22%, es decir, de 605 millones a 2.000 millones de personas.
Qué hacen las comunas
Los municipios buscan incluir a los adultos mayores y es allí donde se ofrecen actividades para que desarrollen distintas capacidades y se sientan, de alguna forma, parte de la comunidad. Paseos, ejercicios de meditación, gimnasia, arte son tan solo algunas de las ofertas que apuntan a este grupo etario.
En Tigre, por ejemplo, el listado recorre los siguientes títulos: yoga, gimnasia, pilates, streching, baile, chi kung, entrenamiento funcional, acqua gym, natación, mandalas, estimulación de la memoria, reflexión, teatro, folklore y canto. Según datos proporcionados por el municipio a El Cronista, allí hay un aproximado de 40.000 adultos mayores.
Norberto de Rentis, director General de la Tercera Edad de Tigre declara que la importancia de fomentar esto es "el mejoramiento integral de la salud y el estado físico de los adultos mayores. También el acercamiento a individuos de su edad para compartir momentos gratos de recreación y esparcimiento y la posibilidad de salir del estado de soledad y abandono".
En Rosario, ofrecen actividades parecidas en cuanto a lo físico, cultural, educativo y recreativo. Estas acciones se agregan a las ya mencionadas por Tigre: "Las mateadas, caminatas, paseos y actividades lúdicas". En el sitio web de Campana dan cuenta de algunos recorridos que se llevaron a cabo en la Ciudad de Buenos Aires y destacan que buscan generar estos espacios para "potenciar la autonomía, la libertad y el bienestar psicosocial de los adultos mayores campanenses".
Este tipo de prácticas llegan hasta el fin del mundo. En Ushuahia, ofrecen, entre otros, clases de tai chi chuan, vóley adaptado, bochas, tejo, coro, entre otros. Asimismo, en Gualeguaychú, según menciona Eugenio Semino, defensor de la Tercera Edad, los jubilados solían ser los encargados de producir los elementos para el carnaval. Desde la costura hasta el armado de las carrozas.
Salir de la (sola) recreación
Los esquemas de recreación en los municipios surgieron a fines de los años 80 y a principios de los 90. Hoy, este tipo de actividades son las que predominan en cuanto a la oferta para los adultos mayores. "El tema es cambiar nuestra concepción de que a cierta edad hay que jugar a las cartas, hacer turismo y que son las únicas opciones que se nos plantean. Hay que tener un pensamiento mucho más abierto", plantea Semino.
Agrega que la idea de los '90 con respecto al envejecimiento es vieja porque hoy a una persona de 60 o 65 años la biología le ofrece una sobrevida de 20 o 25 años, por lo cual ese nuevo actor social requiere incorporarse y seguir con actividades productivas diversas.
Sin embargo, con "actividades productivas" no se refiere a ellas sólo en términos de la generación de recursos económicos, sino que "le sean gratificantes a la persona en relación a la formación, la experimentación y que fomenten una nueva vida de relación". Aporta el dato de que entre quienes se jubilan o llegan a la edad de jubilación solo un 10% o 12% participa, por ejemplo, de centros de jubilados.
En el mundo se tiende a intentar generar prácticas que tengan que ver con la formación profesional o la calificación laboral que tuvo la persona durante su vida de trabajador activo. Incluso se utiliza su experiencia para que ejerza como formador, capacitador e investigador.
Una novedad es la prejubilación. Semino cuenta que en Europa y en los países nórdicos esto tiene un desarrollo "más que importante". Se trata de construir programas de jubilación cinco o diez años antes de la edad jubilatoria. "Acá hay que pensarlos entre los 55 y 60 años", sugiere.
Algunos ejemplos incluyen proyectos de construcción de barrios entre un sector de "jubilables", que tienen como tarea y objetivo adquirir terrenos, generar proyectos de edificación y pre financiar la futura construcción. De esta forma, cada uno va desarrollando sus capacidades, acorde a lo que sabe hacer.
Quaglia, por su parte, menciona los talleres de memoria, en los que un coordinador ayuda tanto a personas sanas como a personas con deterioro cognitivo a generar entrenamiento y relaciones cognitivas. Resalta, además, una práctica que se da alrededor del mundo para cubrir la brecha generacional: Generation Blend. "Se usa en algunas empresas y organizaciones donde lo que se hace es unir, amalgamar, la experiencia y la sabiduría de las generaciones más grandes con todo el bagaje tecnológico que traen las generaciones más jóvenes", explica.
De esta forma, el joven obtiene la experiencia del adulto mayor y el adulto mayor la estimulación y la novedad que le proporciona el joven. Esto se conoce también como estimulación transgeneracional. Quaglia trae un ejemplo más concreto de este tipo de prácticas, que son los "abuelos cuenta cuentos". Allí, los adultos mayores "tienen el privilegio de poder ser muy estimulados por los chicos".
Distribución geográfica
Del informe de Idelas se desprende que en los lugares donde más se detecta la población que supera los 70 años son, en primer lugar, la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, con 13,1%; Santa Fe, con 10,3%; San Juan, con 9,6%; y Córdoba con 8,9%. Estas ciudades son las únicas que superan el promedio del país de 8,4% del total. "De ahí surge como primera conclusión que, en las jurisdicciones menos desarrolladas, predominan las poblaciones más jóvenes", dice el texto publicado por la UCES.
El análisis que hace el director de Idelas al respecto es que "en las provincias donde están más concentradas las poblaciones con menos recursos, hay menos planificación familiar y, por lo tanto, al tener más hijos, se reduce sustancialmente la edad promedio en relación a las provincias más desarrolladas o industrializadas".
¿Vejez sinónimo de enfermedad?
"La mayoría de los adultos mayores son sanos", resalta Quaglia con gran ímpetu. En contra de la concepción que pueden tener varios, si bien pueden tener enfermedades acordes a la edad como hipertensión, problemas de sedentarismo, obesidad, diabetes o artrosis, la población perteneciente a este grupo etario es sana en el sentido de que no es discapacitada. "En general se habla de adulto mayor como una persona que está imposibilitada funcionalmente y que es disfuncional para la sociedad. Y esto es algo que hay que revertir porque no es así", sostiene el especialista.
Los cuatro trastornos más frecuentes son la depresión, la ansiedad, los problemas del sueño y el deterioro cognitivo/demencia, según explica el doctor en gerontología. Se calcula que, dentro de la población ambulatoria, entre un 15% y un 25% de los adultos mayores sufre algún trastorno mental. La mayoría rondan entre los cuatro mencionados.
La OMS manifiesta que a medida que las personas vivan más tiempo, en todo el mundo se producirá un gran aumento de la cantidad de casos de demencia, como la enfermedad de Alzheimer. "El riesgo de padecer demencia aumenta con la edad y se calcula que entre un 25% y un 30% de las personas de 85 años o más padecen cierto grado de deterioro cognoscitivo", exhibe la OMS en su sitio web.
La soledad es una de las mayores causales de depresión, del deterioro cognitivo y del trastorno del sueño. Para evitar el aislamiento es necesario, según especialistas, que los mayores sociabilicen a diario.
En números
Según datos de 2016 del Banco Mundial, en Argentina hay un 3,28% de hombres de entre 65 y 69 años y un 3,78% de mujeres dentro del mismo rango de edad. Eso representa una diferencia del 0,5% a favor de las mujeres. Respecto de aquellos que tienen entre 70 y 74 años, las mujeres superan a los hombres en un 0,64% con un 3,05% contra un 2,41%. Si se comparan las personas mayores de 65 años en el mundo, uno de los países predominantes es Alemania con un 21,45% de su población representante de este grupo etario.
El problema del envejecimiento
Daniel Sticco, director del Instituto de Estudios Laborales y Sociales de la UCES, desarrolla el tema del envejecimiento de la población y su impacto sobre las cuentas públicas del Estado ya que esto significa menos población activa. Plantea tres posibles soluciones viables, aunque antipáticas, según define: extender la edad jubilatoria; aumentar los aportes personales y las patronales; y que la jubilación deje de aumentar con la inflación pasada, sino que lo haga en función de la variación de los ingresos de la ANSES.
El maltrato a los mayores
En los países desarrollados, entre un 4% y un 6% de las personas mayores han sufrido alguna forma de maltrato en casa, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). Desde la página web de la entidad denuncian que en los centros asistenciales como los asilos, "se cometen actos abusivos como maniatar a los pacientes, atentas contra su dignidad y negarles premeditadamente una buena asistencia". Esto puede generar, lógicamente, daños físicos graves y consecuencias psíquicas de larga duración.