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A diferencia de su antecesor, Joe Biden, quien, mientras ocupó el Despacho Oval fomentó inversiones propiciando la creación de parques eólicos marinos, Donald Trump nunca ocultó su desprecio por ese segmento del negocio energético. Ahora, las empresas del sector que buscaron permisos durante la presidencia del demócrata, tienen un problema. Entre ellas, Iberdrola.

Según la agencia Bloomberg, Trump planea retirar permisos no sólo a la multinacional española, sino también a Engie y EDP para la tramitación de cuatro parques eólicos marino, de los cuales dos pertenecen a Iberdrola: New England Wind 1 y 2, ambos ubicados en Massachusetts, lo que amenazaría la continuidad de los proyectos en los que participa Avangrid, filial estadounidense de la energética que preside Ignacio Galán.

Vale recordar que Iberdrola posee en la costa este del país el parque eólico marino Vineyard Wind 1 con 806MW en construcción. Además de Kitty Hawks con 2400MW en fase previa de desarrollo, y Gulf of Maine, también en construcción, con 3000MW. Pero hay más. Estados Unidos es un mercado estratégico para Iberdrola con planes de inversión por 18.000 millones de euros, dinero destinado para el desarrollo de redes eléctricas y eólica.

Con todo, y a pesar de estos antecedentes, la acción de Iberdrola cae a las 15:30 de la tarde un 0,42%. Esta moderada caída refleja una preocupación controlada por parte de los inversores, al menos por el momento, ya que el escenario puede empeorar con el (in)previsible Donald.

A esto, se suma que esta novedad se produce a tres semanas de que la energética presente su nuevo plan estratégico en el transcurso de la celebración de su Capital Markets Day, que será el próximo 24 de septiembre. Vayamos por partes.

Con el veto a parques eólicos marinos de New England Wind 1 y 2, que en conjunto suman aproximadamente inversiones de 6860 millones de euros, lo que hace Trump es darle un puñetazo a la eólica marina dentro de su guerra contra las renovables. Vale recordar que el republicano paralizó proyectos multimillonarios del grupo danés Ørsted, el otro gigante de la eólica marina en el mundo.

De hecho, apenas tomó posesión como presidente de Estados Unidos, Trump emitió una orden ejecutiva que suspendía temporalmente los nuevos contratos de concesión para la energía eólica en aguas del país, además de exigir una revisión de las prácticas de arrendamiento y concesión de autorizaciones del Gobierno federal para estos proyectos.

Esta medida, comunicó en su momento la Administración estadounidense, obedece a la necesidad de garantizar que Estados Unidos pueda mantener una industria pesquera sólida para las generaciones futuras y proporcionar energía de bajo coste a sus ciudadanos. Como contrapartida, la concesión relacionada con la extracción de petróleo y gas, no se vio afectada.

¿Por qué la cautela de los analistas?

Aránzazu Bueno, analista de Bankinter, da la primera pista. Si bien el experto sostiene que son malas noticias para Iberdrola al suponer un varapalo para una de las principales vías de crecimiento del grupo, como la eólica marina en Estados Unidos, "la parte positiva es que, afortunadamente para Iberdrola, New England es un proyecto que está en una fase totalmente inicial y no tiene invertidos, de momento, una cantidad importante de fondos".

Bueno recuerda que esta tecnología (eólica) pasó en pocos meses de ser muy favorecida con incentivos fiscales por parte de la Administración Biden a ser muy controvertida y obstaculizada bajo la Administración Trump, y añade que Trump considera la eólica marina como una fuente de energía "fea, cara y poco fiable".

Bankinter mantiene una recomendación de ‘comprar' para Iberdrola con un precio objetivo de 17,90 euros por acción que supone un potencial alcista de un 13,5% frente a la cotización actual.

También para los analistas de Banco Sabadell la noticia es negativa por la incertidumbre que genera, aunque el impacto que está teniendo hoy en la cotización de Iberdrola es limitado. "Más allá de que las suspensiones puedan revertirse, como ocurrió con Equinor a principios de este año, los dos parques en fase de tramitación que se pretenden revocar con fecha de operación prevista no antes de 2030, no estaban contemplados en el actual Plan Estratégico ni, previsiblemente, estarán en la próxima actualización 2026-31 prevista para 24 de septiembre", argumentan.

Para el banco, el principal riesgo renovable offshore para Iberdrola en Estados Unidos estaría en Vineyard Wind 1 (806 MW), que por ahora no está cuestionado. En el proyecto, que lleva cinco años de construcción, y superó todo tipo de requerimientos la empresa invirtió 5000 millones de euros. Su puesta en operación completa sería a finales de 2025 o principios del año próximo.

Por el momento, la decisión de Trump afecta a dos proyectos de relativa importancia (básicamente por su grado de ejecución) para Iberdrola, pero la experiencia suele enseñar que si algo sale mal puede resultar aún peor.

¿Y por qué podría darse en este caso? Todo depende si la suspensión se limita en New England Wind 1 y 2, porque en caso de extenderse al resto de inversiones eólicas de la energética en Estados Unidos, la motosierra trumpista sí que produciría un daño de una consideración importante, que no dejaría indiferente al mercado.