El sector financiero sigue expectante sobre la OPA del BBVA a Sabadell. El pasado 4 de junio, la entidad vasca pidió autorización al Banco de España (BCE) para lanzar una oferta y hacerse del banco de origen catalán que ahora tiene su sede social en Alicante.
Sin embargo, la posibilidad de esta fusión no es nueva. Sin ir más lejos, la actual composición del BBVA es resultado de la unión entre el Banco de Bilbao y el Banco de Vizcaya, en 1989, y la posterior adquisición de la banca pública Argentaria.
En la historia reciente también hubo otras uniones que resultaron en el fortalecimiento de grupos bancarios. Pero estas también resultaron en el cierre de oficinas y despido de empleados.
La unión entre Unicaja y Liberbank
Tras un intento fallido dos años antes, en diciembre de 2020 se aprobó la fusión de Unicaja Banco y Liberbank. La integración entre ambas entidades, la cual finalizó en 2023, condujo al cierre de 444 sucursales, la mayoría durante el año 2022. Esto constituyó el 32% del total de la red de ambas y el 77% de las sucursales de Liberbank.
Esto también resultó en la salida de 2174 empleados, lo que representa el 58% del personal de la entidad que fue absorbida o el 22% del total de la entidad fusionada. Estos despidos se gestionaron mediante un ERE aún en proceso, que incluirá la salida de 1513 trabajadores desde 2022 hasta finales de 2024.
Qué pasó con CaixaBank y Bankia
La fusión entre CaixaBank y Bankia en 2021 tuvo un impacto aún más significativo en el empleo y las oficinas, ya que resultó en la salida de 6409 empleados en España.
Esto representaba el 40% del personal de la entidad absorbida y participada por el Estado, o el 14% de la plantilla total del grupo combinado. Los despidos se llevaron a cabo principalmente mediante un ERE que afectó a 6452 trabajadores en 2022.
Esta medida se acompañó del cierre de 1814 sucursales, lo cual supuso el 31% de la red de la entidad fusionada o el 86% del total de sucursales que poseía Bankia, mientras que CaixaBank experimentó un cierre del 14% de sus oficinas.
El caso de Santander y Popular
En 2017, Banco Santander compró el Banco Popular de España en una subasta, integrándolo al grupo financiero. Esto representó en un cierre del 28% de la red de la entidad combinada, además del 78% de la red del Popular en junio de 2017, justo cuando fue adquirido por el Santander.
También resultó en la salida de 4648 empleados, ejecutada principalmente mediante dos ERE que llevaron a la eliminación de 1100 puestos en el centro corporativo y más de 3200 en las sucursales.