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Un grupo de científicos logró recuperar oro de 22 quilates a partir de residuos electrónicos comunes, sin provocar daño ambiental.

El hallazgo, realizado por investigadores de la prestigiosa ETH Zurich, reabre el debate sobre el aprovechamiento de los desechos tecnológicos y marca un cambio de rumbo en la manera en que el mundo concibe la minería.

Con esta técnica, lo que antes se consideraba basura puede convertirse en una fuente valiosa de riqueza y desarrollo.

El descubrimiento, de alcance global, no solo plantea un avance científico sino también económico. La posibilidad de obtener oro de alta pureza mediante un proceso ecológico podría generar nuevas industrias, empleos y oportunidades en sectores ligados al reciclaje, la química y la sostenibilidad.

¿Cómo logran extraer oro puro de los componentes electrónicos?

Los científicos suizos de ETH Zurich confirmaron que es posible obtener oro de 22 quilates reutilizando piezas de dispositivos en desuso.

Sin embargo, los resultados más sorprendentes llegaron desde Australia, donde un equipo de la Flinders University desarrolló un método que evita el uso de químicos tóxicos, reemplazando el tradicional cianuro por ácido tricloroisocianúrico (TCCA), una sustancia utilizada habitualmente en la purificación del agua.

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Este proceso se complementa con un polímero de azufre que actúa como imán para el oro disuelto. Tras un tratamiento controlado, el metal precioso se libera en su forma más pura, y el polímero puede reutilizarse, convirtiendo la técnica en una alternativa sustentable y de bajo costo.

Los resultados iniciales muestran una pureza superior al 99%, cifra difícil de alcanzar incluso en refinerías convencionales.

El descubrimiento representa un avance decisivo hacia un reciclaje más limpio y rentable, donde los desechos tecnológicos se transforman en fuentes de materiales preciosos, reduciendo el impacto ambiental y la dependencia de la minería tradicional.

¿Qué impacto económico y laboral puede tener este descubrimiento?

La innovación científica no solo ofrece una alternativa ecológica a la extracción minera, sino que también abre nuevas oportunidades en el mercado laboral y productivo.

El aprovechamiento de residuos electrónicos permitiría crear puestos de trabajo en áreas como la gestión ambiental, la ingeniería química y la producción industrial sostenible.

Los expertos señalan que este modelo puede integrarse en la llamada “economía circular”, en la que los recursos se reutilizan en lugar de agotarse. Entre sus principales beneficios destacan la reducción de desechos electrónicos, la recuperación efectiva de metales valiosos y la generación de empleo verde.

Aunque el proceso aún se encuentra en fase experimental, las proyecciones son prometedoras. De consolidarse a nivel industrial, podría redefinir la minería del siglo XXI, sustituyendo métodos contaminantes por tecnologías limpias que conviertan lo que hoy se tira a la basura en una verdadera mina de oro.