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En España, donde el envejecimiento de la población lleva a que miles de conductores superen los 65 años y sigan al volante, la seguridad en carretera es una prioridad para la Dirección General de Tráfico (DGT).

Conducir no está limitado por edad, pero sí por la capacidad de mantener unas condiciones psicofísicas adecuadas que garanticen la seguridad de todos los usuarios de la vía. Por este motivo, la renovación del carnet de conducir cambia a partir de los 65 años.

No se trata de una prohibición general, sino que el periodo de vigencia de la licencia se reduce y se exige un reconocimiento médico más frecuente. Según la normativa vigente, la validez del permiso B, que normalmente es de diez años, pasa a ser de cinco años una vez superada esta edad.

Los nuevos plazos de renovación tras los 65 años

La legislación no fija un límite máximo de edad para conducir, pero establece periodos de renovación más cortos a medida que el conductor envejece. Para los mayores de 65 años, la vigencia del permiso de la clase B es de cinco años. En el caso de licencias profesionales como camiones o autobuses, la validez se reduce a tres años.

El objetivo es garantizar que la capacidad del conductor se revise con mayor frecuencia. En cada renovación, el interesado debe superar un reconocimiento psicofísico en un centro autorizado.

Allí se valoran aspectos como visión, audición, reflejos y estado general de salud. La DGT subraya que esta medida busca asegurar que los conductores mantienen las aptitudes necesarias para una conducción segura y no penalizar a las personas por su edad.

Cuáles son las pruebas médicas a superar

Un informe favorable del centro psicotécnico permite prorrogar el permiso otros cinco años. En caso contrario, la renovación puede limitarse a periodos aún más cortos o incluso denegarse.

Existe un debate acerca de si endurecer estos controles tras los 70 años y reducir la validez de las licencias a solo dos años, aunque la propia DGT ha aclarado que no se han producido cambios en la normativa actual.

Los especialistas recuerdan que mantener condiciones adecuadas de visión, reflejos y coordinación es imprescindible para prevenir accidentes. De hecho, los informes médicos son los que determinan el verdadero límite, no la edad en sí misma.

Una persona de 75 años en buen estado puede seguir conduciendo, mientras que otra de 67 con problemas graves de salud puede ver denegada su renovación.

La importancia de estar preparado para el futuro

La DGT insiste en que los conductores mayores de 65 años deben planificar con tiempo la renovación, realizar revisiones médicas periódicas y aceptar que el carnet ya no se renueva por una década, sino por periodos más cortos. La medida no busca restringir derechos, sino adaptarse a la realidad del envejecimiento de la población y al riesgo que suponen las limitaciones de salud en la conducción.

A medio plazo, lo relevante será seguir de cerca las actualizaciones normativas. Si se implantan reducciones adicionales de vigencia o se endurecen las pruebas médicas, los conductores deberán acostumbrarse a renovaciones más frecuentes.

Por ahora, la regla es clara: después de los 65 años no se pierde el derecho a conducir, pero sí se somete a un control más estricto, porque lo que determina la continuidad al volante no es la edad en sí, sino el estado de salud certificado.