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En Wichenford, Worcestershire, en Inglaterra, una pareja de jubilados ha logrado algo que parecía imposible. Pamela y Alistair Thomponson, amantes de la jardinería y la naturaleza, anunciaron que su ejemplar de pino prehistórico, que se creía perdido, ha florecido y dado fruto. Este árbol, perteneciente a la familia Araucariaceae, fue alguna vez contemporáneo de los dinosaurios.

La historia comienza gracias a David Noble, un excursionista australiano, quien durante una de sus expediciones en los cañones de las Montañas Azules descubrió este tesoro viviente. Su hallazgo marcó el inicio de un esfuerzo de conservación que hoy da un pequeño paso adelante en el jardín de los Thomponson.

El árbol del dinosaurio que desafía el tiempo en el hogar de una pareja de jubilados

En 1994 David Noble tropezó con un grupo de extraños pinos que no encajaban con ninguna especie conocida de la región. Tras un análisis detallado, los botánicos confirmaron la sorpresa: se trataba de un ejemplar del género Wollemia, una especie que solo conocíamos a través de fósiles.

Entusiasmado por su hallazgo, Noble impulsó un programa de preservación que incluía la recolección de esquejes y la propagación de árboles jóvenes para distribuirlos en viveros de todo el mundo. Así fue como uno de estos retoños llegó, años después, a manos de Pamela y Alistair, quienes le ofrecieron un hogar lleno de cuidados.

Desde que plantaron su pequeño Wollemia nobilis en su jardín, los Thomponson se dedicaron a cuidarlo como a un miembro más de la familia. Y los resultados no se hicieron esperar: en la primavera de 2025, su árbol alcanzó los cuatro metros de altura y, para su asombro, comenzó a producir frutos.

Este acontecimiento tiene implicancias importantes:

  • Primeros frutos en cultivo doméstico: nunca antes se había registrado un árbol de esta especie fructificando en un jardín particular.

  • Esperanza para la conservación: las semillas podrían permitir nuevas siembras y mayor diversidad genética.

  • Éxito en la preservación privada: demuestra que con cuidados adecuados, especies en peligro pueden prosperar fuera de su hábitat original.

¿Qué sigue para este árbol milenario?

El objetivo de los Thomponson ahora es recolectar las semillas de estos frutos para intentar propagar nuevos ejemplares y colaborar así con las iniciativas globales de conservación.

Científicos y viveristas ya han mostrado interés en analizar el fruto y estudiar su viabilidad.