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En un mundo marcado por la violencia, los conflictos geopolíticos y el drama de los desplazados, el hambre se ha convertido en un arma silenciosa. Lejos de ser una consecuencia colateral, privar de alimentos a poblaciones vulnerables es, para muchos, una estrategia deliberada.

Así lo denunció con fuerza el papa León XIV durante su intervención en el Encuentro Mundial sobre la Fraternidad Humana, celebrado en la Ciudad del Vaticano. Un discurso que ya resuena en los pasillos diplomáticos y en los corazones de millones.

El Pontífice no solo condenó el uso del hambre como herramienta bélica, sino que expuso la cruda realidad que enfrentan comunidades enteras sometidas al desamparo.

"Matar de hambre a la población es una forma muy barata de hacer la guerra", afirmó León XIV, con un tono firme y directo.

El hambre como instrumento de poder

"Se siembra terror matando lentamente", denunció el papa, dejando claro que esta práctica no responde a la falta de recursos sino a una voluntad de control y sometimiento.

Su declaración no señala con el dedo a una nación concreta, sino que interpela a todos los actores internacionales que, por acción u omisión, permiten que el acceso al alimento se utilice como método de presión política o castigo colectivo.

León XIV insistió en que "no se mata sólo con las armas, sino también negando el pan y el agua", recordando que millones de personas son víctimas de bloqueos, conflictos prolongados o políticas que impiden el paso de ayuda humanitaria.

Un mensaje contundente dirigido a los líderes del mundo

El papa también denunció el papel de la indiferencia global ante esta tragedia. "A veces se mata con decisiones que parecen distantes de la vida de los pueblos, pero que en realidad tienen consecuencias directas en su existencia", dijo, refiriéndose a políticas económicas, restricciones al comercio o abandono de los corredores humanitarios.

Su discurso fue una llamada urgente a recuperar el sentido de la fraternidad global: "Estamos llamados a ser artesanos de paz y no ingenieros del olvido". Una frase que resuena no solo en ambientes religiosos, sino en el corazón mismo de la política internacional.

Para el Pontífice, la paz no es un concepto abstracto, sino un acto concreto de cuidado, justicia y compasión.

El papa hizo un llamado para todos los gobiernos

Más allá del marco eclesial, el papa envió un mensaje claro a los dirigentes políticos: "El poder auténtico es servir, no dominar". Su condena a las estrategias que provocan hambrunas no solo apunta a actores armados, sino también a gobiernos que priorizan intereses económicos sobre vidas humanas. León XIV fue tajante: "Cuando el pan se convierte en un arma, todos hemos perdido".

Esta denuncia se da en un contexto en el que las crisis alimentarias se agravan por los efectos del cambio climático, los conflictos armados y el abandono de poblaciones enteras. El Pontífice concluyó con una exhortación a la acción colectiva: "Si queremos paz, trabajemos por la justicia. Y la justicia empieza por asegurar el alimento a todos".