

El cerebro requiere cuidados específicos para mantenerse en forma a lo largo del tiempo. Aunque la genética tiene su influencia, los hábitos diarios y el estilo de vida desempeñan un papel decisivo en la salud cerebral.
Así lo señalaba recientemente el neurólogo Jesús Porta-Etessam, presidente de la Sociedad Española de Neurología, en una intervención en el programa Saber vivir (TVE), donde expuso varias claves para preservar este órgano vital.
Jesús Porta-Etessam, neurólogo y divulgador de la salud cerebral
Durante su participación televisiva, Porta-Etessam destacó la complejidad del cerebro humano, al que definió como "la estructura más compleja del universo conocida". Con un símil gráfico, explicó que posee alrededor de 100 mil millones de neuronas, las cuales, si se alinearan una tras otra, podrían dar dos veces la vuelta al planeta. De ahí su énfasis en la importancia de protegerlo: "Porque realmente es lo que somos nosotros, lo que sentimos, lo que vemos, cuando nos enamoramos y también cuando nos enfadamos".

Porta-Etessam insistió en que mantener un cerebro joven y sano no depende exclusivamente de la herencia genética. "Nuestra actividad, nuestra manera de vivir, va a cambiar la expresión de los genes con unos fenómenos que se llaman epigenética", explicó. Entre las recomendaciones que enumeró se encuentran seguir una dieta adecuada, practicar ejercicio físico diario, estimular la actividad cognitiva, reducir el uso de pantallas y, especialmente, socializar. En sus palabras: "Socializar es un factor muy importante para mantenerlo joven y sano".
Socializar, comer bien y mantenerse activo: pilares para la salud del cerebro
La interacción social y los vínculos afectivos tienen un peso relevante en la salud cerebral. Actividades como compartir una comida, salir con amigos o simplemente conversar y reír en compañía aportan beneficios neurológicos que no deben subestimarse.

Además, laalimentación equilibrada juega un rol decisivo en el cuidado del cerebro. Una dieta poco saludable puede traducirse en un envejecimiento acelerado. En estudios con hermanos gemelos, se ha comprobado que quienes adoptan peores hábitos alimenticios presentan un deterioro cerebral más notorio, a pesar de compartir la misma carga genética.
Jesús Porta-Etessam no duda al respecto: "Sin duda, la dieta mediterránea, es buena y muy divertida". Esta forma de alimentación, abundante en aceite de oliva virgen extra, frutas y verduras frescas, legumbres, cereales integrales, frutos secos, pescado azul y carnes blancas con moderación, contribuye de forma significativa a reducir riesgos de ictus y demencias, en porcentajes que alcanzan el 80-90% y el 40% respectivamente, según el neurólogo.
Además de sus beneficios sobre la salud cardiovascular, la dieta mediterránea ayuda a controlar factores como la diabetes, el colesterol elevado y la hipertensión arterial, todos ellos enemigos silenciosos del cerebro.












