Durante meses, Jianwei Xun fue considerado un nuevo pensador de referencia en redes sociales. Sus frases circulaban como mantras, su libro Hipnocracia acumulaba lecturas y su rostro aparecía en foros académicos.
Pero Jianwei Xun nunca existió. Fue una invención: un personaje ficticio creado por el filósofo italiano Andrea Colamedici con ayuda de ChatGPT y Claude, dos modelos de inteligencia artificial.
La operación no fue un simple juego: se trató de un experimento artístico y filosófico para demostrar cuán fácilmente aceptamos las ideas cuando se nos presentan con autoridad y estética. Y funcionó. Incluso medios especializados y cátedras universitarias llegaron a citar al inexistente Xun como una fuente legítima.
Hipnocracia: el libro que reveló su propia mentira
Colamedici comenzó el proyecto como una provocación: quería comprobar si podía infiltrarse en el mundo del pensamiento contemporáneo con un autor completamente ficticio, respaldado solo por una narrativa convincente.
Para ello, generó con IA una biografía, un rostro, un estilo de escritura y un sistema filosófico: la "hipnocracia", que define una forma de poder que se sostiene a través de la distracción digital constante.
El libro fue publicado en Amazon, (y en castellano fue editado por Rosameron) y su difusión se potenció en redes con cuentas coordinadas que citaban extractos y frases inspiradoras. Todo estaba planificado.
Pero el giro final fue inesperado: semanas después de alcanzar notoriedad, Colamedici confesó públicamente que todo había sido un montaje, en una entrevista con Wired.
Hipnocracia: inteligencia artificial, filosofía y credulidad
Para escribir Hipnocracia, Colamedici utilizó principalmente ChatGPT y Claude, alternando entre ambos para obtener ideas, frases, conceptos y estilos que luego él mismo editaba.
Reconoce que sin estas herramientas el proyecto no habría sido viable. Pero lo que más lo sorprendió fue la rapidez con la que el personaje fue legitimado por el entorno digital.
"Bastó una cara generada por IA y una narrativa mínimamente creíble para que miles de personas comenzaran a citarlo", explica. La reflexión es profunda: en una época donde se comparten ideas sin contexto, ¿importa más el contenido o quién lo dice?
Hipnocracia: ¿performance o engaño deliberado?
El caso generó una discusión inmediata entre lectores, periodistas y filósofos. ¿Fue una estafa intelectual o una performance artística? Colamedici defiende la segunda opción.
Dice que buscaba exponer los límites de la verdad, el poder de la representación y los sesgos de autoridad que existen en el consumo de ideas. Pero también reconoce que fue incómodo ver cómo incluso intelectuales respetados tomaban como real a un personaje fabricado.
Para muchos, Hipnocracia ya no es solo un libro, sino un experimento que obliga a repensar la credibilidad en la era digital, donde los límites entre lo verdadero y lo simulado se desdibujan cada día más.