Este miércoles 7 de mayo, 133 cardenales menores de 80 años se reúnen para elegir al nuevo líder de la Iglesia. Durante este tiempo, permanecen completamente aislados del mundo exterior, y su día a día transcurre entre la Capilla Sixtina y la Casa Santa Marta, su residencia temporal.
Cada vez que la Iglesia Católica se enfrenta a la elección de un nuevo Papa, el mundo pone sus ojos en el Vaticano. Pero existe un espacio menos conocido pero crucial en este proceso: la Casa Santa Marta, el lugar donde los cardenales electores viven durante el cónclave.
Una residencia diseñada para el aislamiento
La Casa Santa Marta, también conocida como Domus Sanctae Marthae, es una residencia moderna ubicada dentro de la Ciudad del Vaticano, cerca de la Basílica de San Pedro.
Construida en 1996 por orden del Papa Juan Pablo II, su objetivo fue ofrecer un alojamiento cómodo y seguro a los cardenales durante los cónclaves, ya que anteriormente debían hospedarse en condiciones precarias en el Palacio Apostólico.
El edificio cuenta con más de 100 habitaciones equipadas con comodidades modernas, además de una capilla, salas de reuniones y áreas comunes para favorecer la reflexión y el intercambio.
Durante el periodo de "sede vacante", los cardenales se alojan aquí, encontrando un entorno adecuado para concentrarse en una de las decisiones más importantes de la Iglesia Católica.
Aislamiento y medidas de seguridad estrictas
Durante el cónclave, los cardenales están completamente aislados del mundo exterior. No tienen permitido usar teléfonos móviles, leer periódicos ni ver televisión. De hecho, todos los dispositivos electrónicos son retirados al ingresar a la Casa Santa Marta y les serán devueltos finalizado el proceso.
Además, todo el personal que tiene contacto con los cardenales, incluyendo médicos, asistentes litúrgicos y personal de limpieza, debe jurar confidencialidad bajo amenaza de excomunión.
Este juramento es presidido por el cardenal camarlengo y su objetivo es garantizar el secreto absoluto que conlleva el proceso de elección del nuevo Papa.
Una rutina marcada por la reflexión y la oración
La jornada de los cardenales durante el cónclave está estructurada para fomentar la reflexión y la oración. Se realizan hasta cuatro votaciones diarias en la Capilla Sixtina: dos por la mañana y dos por la tarde.
Entre estas sesiones, los cardenales regresan a la Casa Santa Marta, donde disponen de tiempo para descansar, meditar y compartir impresiones con sus colegas.
La alimentación también sigue una rutina específica. Según se ha informado, los cardenales desayunan de manera ligera, mientras que el almuerzo es más abundante, incluyendo carnes blancas, verduras y frutas. Para beber, se ofrece agua y vino.
Estas comidas son preparadas por las hermanas de la Caridad de San Vicente de Paul, quienes también se encargan de la limpieza y el mantenimiento de la residencia.
Un espacio que también fue hogar papal
La Casa Santa Marta no solo es conocida por ser la residencia de los cardenales durante el cónclave. Tras su elección en 2013, el Papa Francisco decidió vivir allí en lugar del tradicional apartamento papal en el Palacio Apostólico.
Su elección reflejaba un estilo de vida más austero y una mayor cercanía con el resto del clero. Durante su pontificado, Francisco celebraba misa cada mañana en la capilla de la Casa Santa Marta y compartía las comidas en el comedor común.
Ahora, mientras la Iglesia se prepara para elegir a su sucesor, este espacio vuelve a ser el epicentro de este proceso sagrado, donde los cardenales, alejados del bullicio del mundo, buscan la guía divina para elegir al próximo líder espiritual de millones de fieles en todo el mundo.