

Con el paso de los años, uno de los mayores desafíos para la salud es mantener el cerebro en buen estado. A una edad avanzada, es común que las personas comiencen a olvidarse cosas de manera constante y su memoria se deteriore. Frente a este panorama, la ciencia avanza en la identificación de factores que pueden contribuir a la prevención y actividades que pueden retrasar el avance de enfermedades neurodegenerativas como la demencia y el Alzheimer.
Mantener el cerebro activo y la memoria en buen estado es una práctica esencial para todos los adultos mayores y una necesidad para prevenir el avance del Alzheimer, una enfermedad neurodegenerativa que afecta a millones de personas en el mundo. Aunque no existe una cura definitiva, muchos expertos coinciden en que ciertas actividades podrían ayudar a prevenir el deterioro cognitivo antes de que aparezcan algunos de los primeros síntomas.
En este aspecto, existen diversas acciones cotidianas que pueden ayudar a preservar la memoria en mejor estado y evitar la aparición de los primeros síntomas de enfermedades neurodegenerativas. Según un estudio realizado por Investigadores de la Universidad de Curtin, Australia, Aunque algunas actividades rutinarias como las caminatas o la lectura pueden ayudar, una de las mejores actividades para prevenir el avance del Alzheimer es mantener charlas frecuentes con personas queridas.

¿Cuál es la actividad clave para prevenir el Alzheimer después de los 50?
El estudio realizado por investigadores australianos y publicado en SSM-Mental Health destacó el poder de las actividades simples y cotidianas, como mantener charlas frecuentes con amigos, hacer actividad física o ayudar a otros, entre otras 15 conductas para mejorar el bienestar mental.
Para alcanzar estos resultados, se evaluó el estado de salud mental de 603 australianos a través de una encuesta en la que se medía la frecuencia en que realizaban 15 actividades que la campaña de promoción de Salud Mental puesta en marcha por organismos de salud australianos calificaba como "conductas protectoras". Estos 15 comportamientos son:
- Visitar a la familia.
- Pasar tiempo en la naturaleza.
- Hacer actividad física.
- Reunirse con amigos o compañeros de trabajo.
- Asistir a eventos comunitarios.
- Mantener contacto con grupos informales/formales.
- Asistir a grandes eventos públicos.
- Realizar actividades desafiantes.
- Influencia de la religión.
- Participar en grupos relacionados con una causa.
- Voluntariado.
- Participar en actividades espirituales.
- Realizar actividades que requieran pensar o concentrarse.
- Hablar o chatear con personas fuera de su hogar.
- Ayudar a otros.
La investigación concluyó que el bienestar mental de los encuestados aumentaba de forma consistente con la frecuencia de participación en estas actividades. Para medir el impacto que estos comportamientos tuvieron sobre la salud mental de los participantes, Los investigadores utilizaron la escala de bienestar mental de Warwick Edimburgo (WEMWBS-14). Las posibles puntuaciones de la herramienta varían de 14 a 70, y las puntuaciones más altas indican niveles más altos de bienestar.

¿Cómo mejorar tu salud mental luego de los 50 años?
Aunque las 15 actividades evaluadas mejoraron la salud mental de los entrevistados, la investigación definió que las distintas actividades tenían distintas influencias en esta mejora.
Por ejemplo, las personas que chateaban con otros de una a seis veces por semana tuvieron un aumento de 5,8 puntos en la puntuación de WEMWBS, mientras que quienes chateaban a diario tuvieron un aumento de 10 puntos. Asimismo, pasar tiempo en la naturaleza de una a seis veces por semana tuvo un aumento de 2,99 puntos, mientras que hacerlo a diario representó un aumento de 5,08 puntos.
La autora principal del estudio, la profesora Christina Pollard de la Escuela de Salud Poblacional de Curtin, ha señalado que los hallazgos ofrecen evidencia clara de que las acciones accesibles y de bajo costo pueden tener un rol significativo en el mantenimiento de una buena salud mental y la prevención del Alzheimer.
"Estos no son programas costosos ni requieren intervenciones clínicas. Son comportamientos que ya forman parte de la vida de muchas personas y que pueden fomentarse fácilmente a través de mensajes de salud pública", sentenció la profesora Pollard.















