La ola de linchamientos desató un intenso debate entre el Gobierno y la oposición, que aprovechó para denunciar la ausencia del Estado y el crecimiento de la inseguridad. Rápido de reflejos, el líder del Frente Renovador, Sergio Massa, fue el primero en zambullirse en la polémica y recibió críticas directas del juez de la Corte Suprema, Eugenio Zaffaroni, y también del oficialismo, a través del jefe de Gabinete, Jorge Capitanich.
Mientras se dieron a conocer nuevos casos de linchamientos en La Rioja, Córdoba y Rosario, la UCR y el PRO quedaron relegados y se sumaron recién ayer al debate.
El juez Zaffaroni descalificó a Massa al calificarlo de vendepatria y de personaje lamentable políticamente. El magistrado respondió así al ex intendente de Tigre quien había justificado a medias los linchamientos al señalar que los vecinos lo hacen porque hay un Estado ausente. Zaffaroni quiso recalcar que no son ajusticiamientos, son homicidios calificados por alevosía y ensañamiento y sostuvo que no sabe si el Estado está ausente o presente frente a esta problemática.
La respuesta le llegó de parte de un hombre de confianza de Massa, el intendente José Eseverri. Traicionar a la patria es proteger delincuentes y prostíbulos, dijo en relación a la denuncia que se hizo sobre el magistrado por subalquilar sus propiedades a prostitutas.
Este fue el segundo round entre Massa y Zaffaroni. La pelea nació cuando el diputado salió con los tapones de punta contra el anteproyecto para reformar el Código Penal y lanzó una campaña para juntar 5 millones de firmas en contra (hasta ahora reunió 72 mil). El juez, que participó en la comisión que redactó la Reforma Penal, respondió con el foco en Massa: si quiere hacer campaña, que la pague y no la haga a costa mía.
A su vez, desde el Gobierno siguieron la senda de Zaffaroni. El jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, consideró de un simplismo de carácter absurdo a las declaraciones de Massa. En tanto, que el diputado del FpV, Carlos Kunkel, lanzó fuertes declaraciones al marcar en InfobaeTV que la gente no está cansada. Es la posición que tienen los que lo justifican. Los agresores tienen que venir acá y explicar lo que hicieron, porque no tienen derecho. Son unos miserables, cobardes, aseveró.
El PRO y la UCR reaccionaron ayer, obligados por la velocidad con que Massa se posicionó en el centro de la escena política, en un tópico vinculado a la seguridad, principal preocupación de los ciudadanos, según las encuestadoras.
El jefe de Gobierno porteño, Mauricio Macri, también se metió en la polémica. Lo que pasa es que la ausencia del Estado lleva a la desesperación de la gente, que quiere tomar justicia por mano propia, dijo y agregó que la Argentina necesita un plan integral de seguridad. El líder del PRO, acostumbrado a ser el referente opositor sobre inseguridad, tuvo que adherir a la línea del Frente Renovador, que ya se le había adelantado el mes anterior en el rechazo al a reforma del Código Penal.
En tanto, los referentes de la UCR demoraron su participación en el debate. El titular del partido, Ernesto Sanz, mencionó de costado el problema en un acto por la donación de la casa de María Florentina Gómez Miranda. El senador afirmó que la escalada de violencia que hoy vive nuestra sociedad se la rompe con la revolución educativa que impulsaba Florentina.
Sus socio electoral, el socialismo, quedó incómodo ya que almenos cuatro linchamientos ocurrieron en la provincia que gestionan, Santa Fe. El gobernador Antonio Bonfatti opinó ayer: si frente a un arrebato se reacciona matando, volvemos a la época de las cavernas.