Una vez más, la trampa de la frazada corta, que desde hace años sobrevuela la realidad económica argentina, amenaza con golpear a industrias que ya atraviesan fuertes caídas de la producción y ventas, como el sector automotor y la de motovehículos.
El proyecto de ley de Solidaridad Social y Reactivación Productiva que por estas horas debate el Congreso, prevé una baja relevante del mínimo no imponible para autos y motos (artículo 46), que en caso de sancionarse, terminará por alcanzar a modelos de gama media, no sólo importados sino también algunos fabricados en el país.
Ayer por la tarde el ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas, recibió a representantes de las terminales automotrices y de la Asociación de Fábricas de Automotores (Adefa), en un encuentro en el que abordaron este tema.
Estuvieron el presidente de Adefa, Gabriel López, además del vicepresidente y secretario de la entidad, Federico Ovejero y Daniel Herrero, a los que se unieron Cristiano Rattazzi (FCA), Marcus Cheistwer (Iveco), Manuel Mantilla (Mercedes Benz), César Luis Ramírez Rojas (Scania), Thomas Owsianski (Volkswagen) y Rodrigo Pérez Graziano de Groupe PSA.
En momentos en que el Gobierno impulsa medidas para atender el programa Alimentar, además de la compleja situación de jubilados, pensionados, beneficiarios de la Asignación Universal por Hijo (AUH) y otros sectores sociales, las restricciones fiscales imponen un límite que, en algún punto, el Ejecutivo busca compensar incrementando los recursos tributarios.
Así, la batalla por la frazada corta empezó a plasmarse no sólo vía cambios en Ingresos Brutos o Bienes Personales que afectan a la clase media y alta, sino también reforzando el torniquete impositivo a través de derechos de exportación, baja del mínimo no imponible de impuestos internos e incremento de la tasa de estadística, de 2,5% a 3%.
Fuentes del Ministerio de Desarrollo Productivo destacaron, sin embargo, que "el objetivo (de impuestos internos) no es recaudar sino la promoción de la industria nacional, además de cuidar las divisas". En concreto, el impuesto a los autos deja afuera a casi todos los vehículos made in Argentina. En algún momento hubo dudas si alcanzaba a tres versiones del SW de Toyota y una de las versiones del Chevrolet Cruze.
La intención oficial es trabajar con los distintos sectores en una "política de puertas abiertas". Desde las terminales destacan que ésta es una industria de volumen, por lo que les preocupa cómo vender más vehículos. En este sentido, en la cartera productiva aseguran que "por cada 1000 autos patentados, va a haber tres que antes no pagaban el impuesto y ahora sí".
En el caso de la industria de motos, el sector reclama que con el cambio de impuestos internos propuesto en el proyecto de ley "hay unidades de 250 cc que pueden estar alcanzar y se ensamblan en el país".