En un Congreso atravesado por la confrontación política, el gobierno de Javier Milei enfrenta una paradoja: logró estampar su firma en la mitad de las leyes sancionadas durante el primer semestre de 2025, pero su fuerza política, La Libertad Avanza sigue sin consolidarse como un actor parlamentario con peso propio.
Así lo demuestra el más reciente Índice de Incidencia Legislativa, elaborado por Directorio Legislativo, que mide la capacidad de los distintos bloques y legisladores para avanzar con sus iniciativas a lo largo del proceso legislativo.
Entre el 1 de enero y el 30 de junio se presentaron 1.422 proyectos de ley en el Congreso, pero solo 57 obtuvieron dictamen de comisión, 29 lograron media sanción y apenas ocho se convirtieron en ley. La tasa de probabilidad de sanción resultante es de apenas 0,19%, una cifra que refleja tanto la complejidad del clima legislativo como la fragmentación de fuerzas.
De las ocho leyes sancionadas, cuatro fueron impulsadas por el Ejecutivo: la suspensión de las PASO, dos reformas al Código Procesal Penal y una ley contra el crimen organizado. También se aprobaron tres tratados internacionales heredados de la gestión de Alberto Fernández y la declaración de emergencia en Bahía Blanca, vetada luego por el propio Milei.
El Índice de Incidencia Legislativa permite medir la efectividad de cada actor en el Congreso. Cada proyecto suma puntos a medida que avanza: 1 por dictamen, 2 por media sanción y 3 por sanción, con un máximo de 6. Bajo este esquema, Javier Milei fue el actor individual con mayor puntaje (31), pero sus bloques legislativos quedaron rezagados: solo sumaron 10 puntos en Diputados y ninguno en el Senado.
En contraste, Unión por la Patria lideró el ranking en Diputados con 43 puntos, seguido por el PRO (16) y Encuentro Federal (14). En el Senado, los bloques con mayor incidencia fueron Unión Ciudadana (17) y el Frente Nacional y Popular (6). Cuando se agrupan las bancadas por su pertenencia electoral en 2023, el peronismo acumuló 66 puntos, seguido por los ex Juntos por el Cambio con 60, y en tercer lugar recién aparece La Libertad Avanza, con 43.
Esto evidencia una debilidad estructural del oficialismo en el terreno legislativo: Milei logra avanzar con algunas de sus iniciativas, pero sin el respaldo consolidado de su propia fuerza política. Cada paso debe ser negociado con bloques ajenos, lo que ralentiza el tratamiento de proyectos clave y deja en manos de la oposición la conducción efectiva de la agenda parlamentaria.
El informe también evalúa el grado de alineamiento de los bloques con el Gobierno en las votaciones en el recinto. LLA mostró alta disciplina interna: 97% de sus diputados y 96% de sus senadores votaron de forma alineada con la Casa Rosada. Por fuera del oficialismo, los bloques con mayor nivel de coincidencia fueron Unidad Federal, Frente Pro y Por Santa Cruz en el Senado, y el PRO, la Liga del Interior y el MID en Diputados.
Del otro lado del espectro, los bloques con menor grado de alineamiento -menos del 30%- fueron el Frente Nacional y Popular y Unidad Ciudadana en el Senado, mientras que Unión por la Patria y el Frente de Izquierda lo hicieron en Diputados. Solo en casos puntuales, como la suspensión de las PASO o el juicio en ausencia, hubo votos opositores que coincidieron con el oficialismo.
En síntesis, el primer semestre del año dejó en evidencia un liderazgo presidencial con fuerte visibilidad pública y capacidad de presión, pero que aún no logra construir una fuerza legislativa sólida. En ese vacío, el rol de la oposición se vuelve central: son sus bloques los que hoy determinan, en los hechos, qué se discute y qué avanza en el Congreso.