Con una asistencia escasa en comparación a los últimos cacerolazos, se realizó anoche la denominada protesta del 8A, convocada desde las redes sociales para manifestarse contra el gobierno nacional. La marcha estuvo enmarcada en la polémica que se desató por realizarse a sólo tres días de las elecciones primarias y en medio del duelo nacional decretado por las víctimas de la explosión de Rosario. Sin embargo, los manifestantes se concentraron en el Obelisco y la Plaza de Mayo con la consigna Basta de Corrupción.


A diferencia de la masiva marcha del 8 de abril pasado, se vio escasos políticos del arco opositor e incluso muchos de ellos, como el precandidato a diputado Ricardo Gil Lavedra, desalentaron la iniciativa.
También hubo réplicas en las inmediaciones de la Quinta presidencial de Olivos y en sectores del Conurbano, como Ramos Mejía. Las cacerolas también se escucharon en La Plata, frente a la sede del Palacio Municipal, y en la capital de Tucumán, Mendoza y Córdoba.


La movilización surgió, principalmente, desde Santa Fe y Callao donde a las 19.30 grupos de personas comenzaron a cortar el cruce de las avenidas. La mayoría de los participantes eran vecinos de Recoleta y Barrio Norte y el promedio de edad superó los 50 años. La marcha por Santa Fe hasta el Obelisco fue pacífica y exhibía varios huecos a lo ancho de la avenida. A tal punto que algunos autos se animaron a pasar en medio de la manifestación.


Muchos llevaron banderas argentinas y casi todos los carteles apuntaron contra la corrupción. Se va a acabar, la dictadura de los K, era el himno más repetido de la procesión. Entre la gente se encontraba Raúl Maza, el gendarme que lideró la protesta de la fuerza el año pasado.


En la avenida 9 de Julio la marcha avanzó por el carril central hasta el Obelisco, donde los manifestantes se instalaron frente a un camión de la agrupación La Solano Lima responde al diputado PRO Cristian Ritondo, que pasaba videoclips irónicos contra el Gobierno. Ya habían pasado varios minutos desde las 20, hora fijada para el encuentro, y pocos llegaban desde la avenida Corrientes.


La mayoría siguió hasta Plaza de Mayo, donde se concentraron en la sede del Gobierno porteño, de espaldas a Plaza de Mayo. Había dos camiones con megáfonos lanzando consignas. Uno de la agrupación Fe, del precandidato a diputado Gerónimo Venegas, y otro del dirigente Raúl Castells y su mujer Nina Pelozo.