El Gobierno dijo ayer que no enviará representantes a la audiencia convocada para hoy por el juez de Nueva York, Thomas Griesa, en el marco del litigio que la Argentina mantiene con fondos buitre. Sin embargo, la medida fue tomada con optimismo por el mercado porque entiende que las negociaciones están a punto de encaminarse, situación que podría desembocar con el país volviendo a tomar crédito externo de forma convencional y en el corto plazo.
El flamante secretario de Finanzas, Luis Caputo, afirmó ayer en la misma rueda de prensa en la que el ministro de Hacienda y Finanzas, Alfonso Prat-Gay, anunció el fin del cepo cambiario luego de cuatro años, que el mediador designado por Griesa para este caso, Daniel Pollack, aseguró que "no es necesario" que la Argentina participe en la reunión.
Caputo se reunió con Pollack el pasado 7 de diciembre, días antes de asumir como secretario de Finanzas del Gobierno de Mauricio Macri, dijo EFE.
Los fondos buitre y otros acreedores que no aceptaron la reestructuración de deuda en 2005 y 2010, reclaman a la Argentina unos u$s 1300 millones, más los intereses.
En la audiencia, Griesa escuchará los argumentos de los fondos, que buscan comprobar que los bonos emitidos por la Argentina en abril de este año pueden ser considerados como deuda externa y, por ende, ser embargados mientras continúa la mora.
A la audiencia, asistirán los abogados de los holdouts que reclaman el pago a la Argentina y los representantes de BBVA, Deutsche Bank y JP Morgan, los bancos que participaron en la emisión de los títulos.
Colocados por una cifra cercana a los u$s 1415 millones, los Bonar 24 fueron emitidos bajo ley Argentina, pero, para los fondos buitre, la transacción contó con operaciones con actores internacionales y pueden ser considerados como deuda externa.
Precisamente, un fallo de Griesa de mediados de 2014 mantiene congelados los pagos de Argentina a los acreedores que sí aceptaron las reestructuraciones de deuda, a la espera de el país regularice su situación con todos aquellos bonistas que no entraron al canje.
Por esta razón, la Argentina ingresó en una "suspensión de pagos selectiva", que actualmente es la principal traba del país para acceder a los mercados internacionales de crédito.
En el mercado entienden que el guiño de Pollack es un buen síntoma para los bonistas, porque creen que el gobierno de Macri ya envió señales de negociación después de la turbulenta relación que mantuvo el gobierno kirchnerista no sólo con los fondos buitre sino con el Juez Griesa.