En el marco del Día Internacional de la Juventud, vale la pena detenerse en una paradoja que atraviesa el mercado laboral y afecta de lleno a las nuevas generaciones. Por un lado, los jóvenes enfrentan enormes barreras para acceder a su primer empleo: según la investigación de ManpowerGroup junto a Junior Achievement, 9 de cada 10 jóvenes argentinos afirman que les cuesta conseguir trabajo. Por otro, el 68% de los empleadores afirma que tiene dificultades para encontrar los perfiles que necesita, de acuerdo con la investigación "Escasez de Talento 2025".Esta tensión entre desempleo juvenil y escasez de competencias técnicas revela una necesidad concreta: formar a los jóvenes en las habilidades que marcarán el futuro del trabajo.
Muchos creen que todo gira únicamente en torno a la Inteligencia Artificial. Y sí, la IA está creciendo e impactando en cada vez más áreas y sumando cada vez más titulares. Sin embargo, la principal preocupación de los CIOs hoy pasa por otro lado: la ciberseguridad. Nuestra investigación "Perspectivas 2025: Prioridades Clave de los Líderes Tecnológicos" identificó a la Ciberseguridad (46 %) como la competencia tecnológica más demandada, seguida por Inteligencia Artificial (35 %) y Computación en la nube (34 %). También se destacan perfiles estratégicos como especialistas en análisis de datos, expertos en machine learning, desarrolladores de software y analistas funcionales, claves para traducir necesidades de negocio en soluciones tecnológicas efectivas.
Pero el conocimiento técnico, por sí solo, ya no alcanza. En un entorno donde el 56 % de las organizaciones considera el aprendizaje continuo como una prioridad estratégica, la capacidad de adaptarse se vuelve tan valiosa como la especialización. Las compañías buscan cada vez más habilidades humanas como la comunicación clara, la resiliencia, la inteligencia emocional y el pensamiento crítico. Estas competencias no solo complementan el saber técnico, sino que permiten a los talentos diferenciarse en entornos mediados por la tecnología.
Lejos de desplazar al capital humano, la tecnología lo complementa. Según el informe Acelerar la Adaptabilidad, los próximos años serán profundamente disruptivos: a nivel global se crearán 69 millones de nuevos empleos y se eliminarán 83 millones, impulsados por la automatización y la adopción de nuevas tecnologías. Además, se estima que las habilidades requeridas para 2030 habrán cambiado en un 50 % respecto de 2016. Ante este contexto tan desafiante, lo que mantiene vigente al talento es su capacidad de aprender, reinventarse y liderar el cambio. Leer, investigar, experimentar, buscar referentes y despertar pasiones ya no es opcional: es esencial.
El futuro del trabajo dependerá de la tecnología que incorporemos. Pero, sobre todo, de las personas que sepamos formar para liderarla. Porque no hay transformación digital sin transformación del talento.
Por lo tanto, ¿qué pueden hacer los jóvenes? Las nuevas generaciones tienen hoy una gran oportunidad: aprovechar la inteligencia artificial para acelerar su crecimiento profesional y su productividad. Esta tecnología puede ser una aliada poderosa para aprender más rápido, trabajar con mayor eficiencia y destacarse desde el primer día. Al reducir errores y acortar la curva de aprendizaje, permite aportar valor al equipo de forma inmediata. En este contexto, ser un perfil "asistido por IA" se convierte en una competencia clave dentro del mundo IT, especialmente en los niveles junior.
Por su parte, las empresas deben prepararse para los desafíos del futuro apostando por la formación de su talento, con un enfoque especial en los jóvenes. Invertir en su desarrollo no solo impulsa la innovación y mejora la empleabilidad, sino que también contribuye a construir un ecosistema laboral más dinámico, diverso y sostenible.