Cuando pensamos en este momento que nos toca atravesar, las primeras imágenes o situaciones que más nos impactan seguramente sean las del encierro, la distancia con nuestros seres queridos y amigos, la parálisis de muchas actividades y situaciones laborales complejas, nuestros chicos sin poder ir al colegio, y por supuesto todas las escenas vinculadas a la enfermedad propiamente dicha. Sin dudas, esta crisis traerá secuelas, tanto económicas como sociales, lo sabemos; y en la psiquis de cada uno de nosotros. A su vez, la pandemia nos interpela aún más allá de la grave crisis.

Veamos la otra cara de la misma moneda (en materia de otras fronteras, el lugar de la comunicación, las modalidades de trabajo y los negocios), allí aparecen grandes desafíos y algunas enseñanzas. Mientras transitamos por un aprendizaje de nuevas conductas y contextos, se nos presenta el desafío de la adaptación a un cambio vasto y repentino.

A esta altura de la extensa cuarentena percibimos claramente que ya no seremos las mismas personas en cuanto a la valorización de muchas cosas y en gran medida en nuestros comportamientos futuros: en la manera en que trabajamos, producimos y en la forma en que convivimos. La irrupción del coronavirusnos exige acciones urgentes sobre una nueva realidad que deducimos permanecerá inalterada en varios aspectos. Frente a esto pareciera que toda nuestra creatividad y esfuerzo hoy no alcanzasen para semejante desafío.

El Covid-19 nos puso a innovar a todos, dentro de las compañías de una manera transversal como nunca antes, obligando a nuestras mentes a ser plásticas, moldeables. Debimos romper con las rigideces y tener una mirada totalmente nueva sobre el contexto, desde las empresas o emprendedores sobre el nuevo cliente y sus necesidades, para entender y generar las soluciones que hacen falta; y con una mirada sustentada como nunca antes en la tecnología.

Pensemos que, ya antes de la pandemia, se decía que el 65% de los estudiantes trabajaría en empleos que aún no existen. Ahora comenzamos a conocer esos empleos, que surgen al mismo tiempo que muchos otros aceleraron su transformación o están desapareciendo. De forma apremiante nos encontramos todos repensando la cultura del trabajo en la era digital, donde la tecnología es disruptiva pero es sólo el medio, y nos interpelamos sobre la manera de tomar decisiones. Hasta la legislación tiene que repensarse, el teletrabajo es un ejemplo de ello, debemos acordar el nuevo modelo.

En base a las innovadoras experiencias digitales y formas de transaccionar, con el vuelco obligado hacia el ecommerce y los pagos electrónicos, surge en medio de la crisis un esquema diferente de negocios, nuevo e incierto para una gran mayoría de sectores. Se nos plantea una agenda inquietante sobre cómo reconvertirnos en una carrera contra el tiempo.

Hoy la Big Data es la materia prima para crecer en esos negocios; nos permite en muchos casos anticiparnos a los comportamientos, entenderlos, y nos amplía la visión a mercados cada vez más globales. Para tener futuro en este escenario, los países debemos desarrollar la investigación básica que es la que le da sustento y puede expandir los nuevos negocios en este mundo digital. Entre otras herramientas, la implementación de metodologías ágiles ayudan a alcanzar con mayor eficacia los resultados que nos demanda el cambio. De la misma manera, la adopción de la robótica, analítica avanzada, cloud y ciberseguridad, por ejemplo, permite a las compañías más desarrolladas estar mucho mejor preparadas para enfrentar la “nueva normalidad .

También en otros planos, la pandemia puso sobre relieve la importancia de sectores que han estado desatendidos por décadas como los sistemas de salud y sus trabajadores. A pesar de esa realidad, nuestros médicos, científicos y enfermeros, son considerados entre los mejores del mundo. Coincidimos todos en que hay que cuidarlos invirtiendo en una sólida estructura de ciencia y salud, con una planificación a largo plazo.

Al mismo tiempo, el Covid-19 nos hizo reflexionar sobre otra agenda cada vez más urgente a la luz del deterioro que exhibe el planeta por nuestras formas de explotación, producción y consumo. Nos hemos hecho los distraídos durante demasiado tiempo a nivel mundial en materia de cuidado del medio ambiente, y sobre cómo nuestras acciones individuales y colectivas tienen incidencia y pueden contribuir positiva o negativamente para alcanzar un cambio efectivo. Tomar acciones en este sentido sumará grandes cambios con impacto sobre todos nosotros.

Dentro de los aspectos sociales, podemos destacar el aprendizaje acerca del respeto por la inmigración. De golpe, y en medio de ciertas políticas e ideologías discriminatorias que han cobrado fuerza en varios países, encontramos que todos podemos convertirnos en los discriminados, por ejemplo en aquellos a los que no se les permite cruzar una frontera.

Finalmente, la libertad de expresión y la comunicación atraviesan el desafío de grandes audiencias que exigen y esperan más que nunca la responsabilidad individual y colectiva de los gobiernos, instituciones, empresas y de los medios de comunicación para brindar información veraz, objetiva o contrastada.

La pandemia nos desafía. En situaciones límites como la que estamos viviendo, la humanidad ha dado pruebas, a lo largo de la historia, de dar lo mejor de sí para continuar en un camino de evolución, haciéndose aún más fuerte.