Argentina ha contraído compromisos con el FMI en materia cambiaria que considero muy inconvenientes. ¿Para qué haber adquirido reservas (para peor contra Lebac!!), si cuando se necesitan no se pueden usar? ¿Para qué seguir aumentando reservas (compromiso con FMI), si tampoco se piensan usar? ¿Las necesitaremos ante una guerra nuclear? ¿O si nos invaden OVNIS?
Hoy cuenta el BCRA con u$s 61.000 millones de reservas brutas. Todo lo que potencialmente podría querer convertirse en dólares, esto es, circulante más depósitos en pesos y dólares del sector privado, más Lebac no bancarias, asciende a unos $ 3.500.000 millones. A un dólar de $ 28, implica que el ratio Reservas/M4 sería del 49%. Este ratio es bastante alto, suficiente como para que el BCRA pudiera actuar para evitar cualquier clase de pánico.
Ahora bien, ¿valdría la pena actuar vendiendo dólares? Pienso que sí, por las siguientes razones:
1) Sin pánico ni euforia, sólo considerando flujos "normales", nuestras estimaciones son que hasta fin de 2019 no faltarían dólares. Como se ve en el cuadro 1, una demanda global de unos u$s 155.000 millones, sería abastecida por una oferta un poco mayor.
2) La ayuda del FMI no se debería caer, porque la meta más importante, la fiscal, es cumplible, tanto técnica como políticamente.
3) Dejar que el dólar flote libremente, si reaparece el pánico, es pasaporte a un importante overshooting. Durante este overshooting, que no son pocos los que lo recomiendan, las propias cosas cambiarían: la actividad decaería más, el poder político se licuaría, y el dólar de "equilibrio" terminaría siendo más alto que en el caso en que el pánico se controlara y los exagerados "overshootings" se evitaran. ¿Y entonces?
Habría que incumplir elegantemente con el FMI. Me recuerda como Don José de San Martín, se negó a cumplir órdenes emanadas del Directorio en Buenos Aires, haciendo uso de la fórmula se acata pero no se cumple, que usaban los virreyes cuando las ordenes coloniales les parecían muy inconvenientes o incumplibles.
Formas para eludir elegantemente los compromisos con el FMI serían:
a) Que el BCRA consiga dólares contra deuda a más de un año y las ponga a disposición en el mercado toda vez que el dólar suba más que lo ´aconsejable.
b) Que expandiendo el uso de la palabra disfuncional (aceptada por el FMI como causal de intervención), el BCRA se animara a intervenir con fuerza, cada vez que el dólar subiera más allá de lo aconsejable, en la idea de que tal suba sería disfuncional: comprometería las metas de inflación, las fiscales (por más subsidios), y la necesaria estabilidad financiera que el FMI también acuerda debe ser protegida.
c) Las intervenciones bien podrían justificarse dado que el dólar ya está situado en una cifra igual o superior a lo que propio FMI estima adecuada (implícitamente) para fin de 2018.
¿Cual sería entonces un dólar aconsejable? El actual es más que suficiente. Y para que no se atrase, debería (mediante flotación administrada), ser llevado cercanamente a la inflación, y sólo devaluarse más (o revaluarse) en caso de que los shocks externos así lo aconsejaran (devaluación de monedas contra dólar, etc).
Por cierto, un esquema así, al reducir la incertidumbre cambiaria fuertemente, permitiría bajar las exorbitantes tasas de interés del peso, que dañan a la actividad y seguramente terminen erosionando la credibilidad general del Gobierno.