El default en que Grecia ha caído al dejarle de pagar al FMI unos 1600 millones de euros, no ha sorprendido a nadie. Hace cinco años que viene negociando con sus acreedores (representados por la denominada Troika) y cada vez se acerca más al precipicio, dado que los diferentes ajustes que se han venido aplicando han dejado un tendal de pobres, de desocupados, de jubilados pasando penurias y no lograron solución alguna.
Con el resultado del referéndum del domingo 5/7, muy festejado por la derecha neofascista europea y los partidos marginales como Podemos, en España, el Partido Syriza se hizo más fuerte, aunque su posición ante la futura negociación con la Troika parece complicarse aún más.
Si bien el 61,5 % de los votantes le han dado a Alexis Tsipras, Primer Ministro griego un gran apoyo también es cierto que las condiciones objetivas internas en Grecia no se han modificado un ápice (sigue el corralito y la imposibilidad de retirar más de 60 euros diarios de los bancos).
La actual situación griega se originó por la actitud irresponsable de sus gobiernos que en la euforia de su ingreso en la ex CEE (hoy Unión Europea) contrajeron alegremente deudas durante más de veinte años, incumpliendo las exigencias que el tratado de Maastricht exigía a los Estados al ingresar.
Alemania, el Estado más poderoso de la Unión no quiso seguir prolongando el rescate a Grecia si el gobierno de ese país no se decidía a realizar nuevos ajustes en su economía. El dilema es que a la Unión Europea no la ayuda para nada el largo tiempo que lleva la crisis griega y pone en duda su proyecto de construcción europea. Es decir el drama griego no es solamente económico-financiero es político y en su solución se encuentra el futuro de la construcción europea, utopía que todavía no ha logrado constituirse en una sólida y compacta unidad política.
El gobierno griego lo sabe por eso ha estado jugando al filo de la navaja sabiendo que esta es una negociación de suma cero y que todos pierden si Grecia abandona el euro y sobre todo si se va de La Unión Europea.
Aquí encontramos una gran diferencia respecto de la deuda externa que había contraído nuestro país previa al default, los fondos a Grecia fueron fundamentalmente otorgados por países europeos o por el Fondo Común Europeo y un porcentaje menor (20% aproximadamente) por el FMI y los banco privados.
Aquí son Italia, Alemania, España y Francia, los grandes acreedores de Grecia, no son los fondos buitres, como maliciosamente afirman algunos funcionarios del gobierno argentino.
También se debe tener presente que si Grecia patea el tablero y decide no pagar e irse del Euro (y eventualmente también de la Unión Europea) creando una nueva moneda, no lograría mágicamente eludir sus deudas en euros contraídas con sus socios actuales, al contrario elevaría su monto al tener una moneda nacional mucho más débil y su situación política internacional se tornaría muy difícil. El tema griego es como defender su dignidad como nación y no destruir más el tejido social al rebelarse y quedarse sola.
El problema es muy complejo, el gobierno y la mayoría de los griegos, más allá del NO (OXI) quiere seguir siendo europeo, formar parte de la Unión Europea, mantener el euro como moneda pero sin ajustar más su economías personales y dejar de pagar las deudas contraídas por sus sucesivos gobiernos.
Ello es imposible.
Si bien en el gobierno griego hay voces que consideran que se podría seguir como Estado Miembro de la Unión Europea pese a abandonar el euro, tal como lo son, Gran Bretaña, Suecia o Dinamarca, que son parte de la UE pero no adoptaron nunca el euro como moneda, ello es un tema dudoso y cuya decisión le correspondería al conjunto de los Estados de la Unión Europea, no solamente a Grecia. Es una situación inédita, sin antecedentes y no hay manera, a priori, de conocer su solución.
En este tablero internacional las grandes potencias muestran claramente sus intereses ante la crisis griega. Para el Reino Unido el debilitamiento del Euro y de la Unión Europea, es un dato favorable teniendo en cuenta su histórica posición aislacionista y que el gobierno del PM David Cameron tiene previsto llamar a un plesbicito para definir si continuará siendo Estado Miembro de la Unión Europea o dejar de serlo.
Para los Estados Unidos la situación es compleja, Grecia es una puerta muy cercana hacia el Medio Oriente y un referente de la OTAN en la región, su inestabilidad complica aún más la situación en una zona fácilmente inflamable. La debilidad de la Unión Europea otorga mayor influencia a otras potencias no europeas, quitándole poder de acción.
Por su parte Rusia que tiene una afinidad histórica y cultural con Grecia ve con cierto morboso placer el drama griego que le permite seguir incrementando su influencia en Europa, como lo hizo después de apropiarse de Crimea. La eventual salida de Grecia de la Unión consolidaría el papel de Rusia como actor en parte de la Europa del este y ahora del Sur.
China por su parte insiste ante la Unión Europea para que ayude a que Grecia pueda permanecer en el euro y no se dañe el volumen económico de la Unión por las factibles repercusiones negativas en otros países de la eurozona, a la que China prefiere ver unida y no a merced del poder financiero del dólar.
Para finalizar cabe recordar que la salida de la Convertibilidad en la Argentina en el año 2002 y el posterior default, más allá de haber sido por un monto enorme y haber hecho trizas el sistema de partidos políticos que existía desde hacía medio siglo, no llegó a poner a nuestro país en el primer plano geopolítico global y si bien modificó el eje de la discusión política en toda la región, que abandonó el denominado consenso de Washington para pasar a economías con mayor presencia de los Estados, no conmovió el tablero internacional como lo está haciendo la crisis griega actualmente.
Los griegos, deberán seguir padeciendo, más allá de cualquier negociación porque ellos son un país con pocos recursos naturales y no tendrán la ayuda inestimable de nuestro yuyo, ni a Brasil creciendo a tasas altas y demandando durante una década millones de automóviles, ni se encuentran en la zona dólar que creció mucho más rápido que lo que lo está haciendo la Eurozona, que muy lentamente intenta saldar la crisis del 2007.
En síntesis el drama griego seguirá estando presente en el firmamento europeo por largo tiempo lamentablemente y más allá de posiciones heroicas la deuda contraída por los griegos deberá ser pagada para salir del actual default, en un ciclo que confiamos no destruya los cimientos económico-sociales del país donde nació la civilización occidental.
Su examen permite advertir a los gobernantes que solamente actuando con responsabilidad y visión de futuro se pueden sortear eficazmente los grandes dilemas que presenta la agenda internacional en este siglo XXI.