

En el hogar, muchas personas recurren a pasatiempos tradicionales como los sudokus o crucigramas para mantener su mente activa. Sin embargo, recientes estudios han revelado que existe una actividad doméstica aún más efectiva para estimular la memoria y mejorar el rendimiento cognitivo a largo plazo. ¿Cuál es?
¿Cuál es la actividad doméstica que potencia la mente?
Según expertos en neurociencia y salud mental, cocinar es la mejor actividad doméstica para estimular la memoria. A diferencia de otros ejercicios mentales, la cocina involucra una combinación de habilidades cognitivas y sensoriales: recordar recetas, medir ingredientes, planificar pasos, mantener la atención y hasta improvisar.

Esta práctica cotidiana no solo ejercita el cerebro, sino que también activa regiones relacionadas con la memoria, la concentración y la toma de decisiones. Además, al implicar el uso del olfato y el gusto, se potencia el vínculo con recuerdos pasados, lo cual refuerza la memoria emocional.
¿Por qué cocinar es tan efectivo para la mente?
A diferencia de los ejercicios tradicionales para la memoria, cocinar involucra tanto la memoria a corto como a largo plazo. Por ejemplo, al preparar una receta familiar, se activa la memoria episódica; mientras que al seguir instrucciones nuevas, se entrena la memoria operativa.

Además, es una actividad doméstica para la mente que puede realizarse en cualquier etapa de la vida, adaptándose al nivel de cada persona. Incluso puede convertirse en una herramienta terapéutica para adultos mayores o pacientes con principios de deterioro cognitivo.
¿Cómo ayuda cocinar a la salud mental?
Cocinar no solo es una forma de estimular la memoria de forma natural y sin pantallas, también ayuda a reducir el estrés, mejora el estado de ánimo y promueve la creatividad. En personas mayores, se ha observado que mantener una rutina de cocina puede retrasar el deterioro cognitivo y reforzar la autonomía.
La ciencia respalda esta conexión entre cocina y salud cerebral. Un estudio publicado en la revista Frontiers in Psychology destacó que las tareas culinarias tienen un impacto positivo en la función ejecutiva, el aprendizaje y la memoria de trabajo.











