

En la historia del cristianismo, pocas figuras han generado tanta polémica como la Papisa Juana, una mujer que, según la leyenda, habría ocupado el trono papal en el siglo IX disfrazada de hombre. Aunque su existencia nunca fue reconocida oficialmente por la Iglesia Católica, su historia ha sobrevivido durante siglos a través de crónicas, libros y representaciones artísticas.
La figura de la Papisa Juana no solo pone en duda las narrativas tradicionales del papado, sino que también se ha convertido en un símbolo de resistencia frente a las estructuras patriarcales.
Su historia ha sido abordada desde múltiples perspectivas: como mito, como sátira política, y como inspiración en la lucha por la igualdaddegénero dentro de la Iglesia.
¿Quién fue la Papisa Juana y cómo habría llegado al trono del Vaticano?
De acuerdo con la leyenda, Juana nació en Alemania en el siglo IX, hija de un monje inglés, quién desde pequeña mostró una inteligencia poco común. Sin embargo, la educación religiosa esta prohibida para mujeres, por lo que adoptó el nombre de "Juan el Inglés" para ingresar a instituciones masculinas.

Gracias a su formación y brillantez, llegó a Roma, donde sirvió como secretaria del Papa León IV, pero, tras su muerte, Juana habría sido elegida como su sucesora sin que nadie conociera su verdadero sexo. En este sentido, su pontificado habría durado entre dos y cuatro años, hasta que un embarazo inesperado reveló su identidad en plena procesión papal, lo que provocó su caída y, según algunas versiones, su ejecución.
Qué dicen los historiadores: entre la leyenda y la falta de pruebas
La historia de la PapisaJuana fue mencionada por primera vez en el siglo XIII por cronistas como Jean de Mailly y Martín de Opava. Sin embargo, no existen registros contemporáneos del siglo IX que confirmen su existencia, lo que ha llevado a muchos estudiosos a considerar que se trata de una leyenda creada siglos después.

Algunas teorías apuntan a que la historia habría surgido como una crítica a la Iglesia o para justificar ciertos rituales, como la supuesta "verificación de género" del nuevo Papa mediante una silla especial conocida como sedia stercoraria o el "palpador de testículos", que tenía un agujero para comprobar que el pontífice fuera hombre.













