

Los egipcios eran una de las sociedades más avanzadas en la historia de la humanidad gracias a sus invenciones y descubrimientos. Ahora, un grupo de científicos logro reconstruir un color obtenido por esta civilización.
El azul egipcio no es cualquier color, es el pigmento más antiguo del mundo. La recreación de estos científicos permitió recuperar un elemento perdido hace más de 5000 años.

Además, los expertos sostienen que este pigmento tendrá importantes aplicaciones en la modernidad. Las áreas de seguridad, telecomunicación e ingeniería podrían encontrarle utilidad.
Científicos recrearon el azul egipcio: el pigmento más antiguo del mundo
Investigadores de la Universidad Estatal de Washington (WSU), en colaboración con el Carnegie Museum of Natural History y el Smithsonian's Museum Conservation Institute, lograron recrear con éxito el pigmento sintético más antiguo conocido: el azul egipcio.

Este material, utilizado desde el 3100 a. C., fue empleado como sustituto de minerales caros como el lapislázuli y la turquesa en estatuas, murales y objetos funerarios del Antiguo Egipto, hasta caer en el olvido tras la época romana y desaparecer durante el Renacimiento.
Cómo estos científicos reconstruyeron el azul egipcio
El equipo desarrolló doce recetas auténticas basadas en ingredientes que habrían estado disponibles para los artesanos de la época: dióxido de silicio, cobre, calcio y carbonato de sodio. Las mezclas fueron calentadas a 1.000 °C (como en los antiguos hornos egipcios) y luego enfriadas a diferentes velocidades.
Los investigadores descubrieron que el enfriamiento lento, posiblemente logrado al enterrar las piezas en arena o ceniza, producía tonalidades de azul más intensas y brillantes.
Este pigmento ancestral tiene aplicaciones modernas
Más allá de su valor histórico, el azul egipcio ha despertado el interés de la ciencia moderna por sus aplicaciones tecnológicas. Bajo luz visible, emite radiación infrarroja, lo que lo convierte en un candidato ideal para tintas de seguridad, imágenes biomédicas y tecnologías de telecomunicación.

Además, su estructura cristalina se asemeja a la de los superconductores de alta temperatura, lo que lo vincula con investigaciones en ciencia de materiales.











