Un hallazgo herpetológico volvió a sacudir al mundo animal: la víbora Albany adder (Bitis albanica), una pequeña serpiente venenosa del sur de África que muchos especialistas daban por prácticamente desaparecida, fue redescubierta en una estrecha franja de la provincia del Cabo Oriental, en Sudáfrica, tras décadas con muy pocos registros confirmados.

Aunque el redescubrimiento se anunció hace algunos años, su impacto científico y de conservación sigue siendo enorme. Desde entonces, la especie se considera una de las serpientes más raras y amenazadas del continente, con menos de una veintena de ejemplares documentados desde 1937, y forma parte de las listas oficiales de fauna en peligro que vigilan las autoridades sudafricanas y organizaciones especializadas.

Sin embargo, la preocupación de los expertos va más allá del veneno. El regreso de esta víbora se convirtió en un símbolo incómodo de la fragilidad de los ecosistemas africanos: durante años pudo haber pasado desapercibida y estar al borde de la extinción sin que nadie lo notara, lo que hizo “temblar” a la comunidad científica del continente por el riesgo de perder especies antes de conocerlas bien.

El regreso de la víbora “fantasma”: dónde vive y por qué casi desaparece

La Albany adder es una víbora de pequeño tamaño, que rara vez supera los 30 centímetros de longitud. Habita en zonas muy puntuales de matorral bajo y vegetación arbustiva en el entorno de la bahía de Algoa, en el Cabo Oriental de Sudáfrica. Durante años, los registros fueron tan escasos que los herpetólogos sospechaban que la especie podía haberse extinguido localmente.

Todo cambió cuando un equipo de especialistas logró documentar nuevamente varios ejemplares en un área reducida. Los informes de conservación destacan que la distribución conocida se limita a unos pocos kilómetros y que la especie figura en la Lista Roja de la UICN como En Peligro, al tratarse de una serpiente con una población muy pequeña y altamente vulnerable a cualquier cambio en su hábitat.

Los investigadores describen el momento del hallazgo como una escena cargada de tensión: tras horas de búsqueda entre arbustos y suelos pedregosos, localizaron un individuo camuflado en la arena. La reacción fue inmediata: abrazos, fotos rápidas y un protocolo estricto para no dañarla, conscientes de que cada ejemplar vivo es clave para entender cómo sobrevive esta especie.

En términos de toxicidad, se trata de una víbora venenosa con veneno de tipo citotóxico, similar al de otras especies del mismo género. Sin embargo, debido a su tamaño y a que rara vez entra en contacto con personas, el verdadero riesgo no es para los humanos, sino para la propia serpiente: cualquier alteración de su pequeño territorio podría borrar a la especie del mapa en muy poco tiempo.

Qué cambia en África tras el regreso de la serpiente más rara

Tras el redescubrimiento, todos los registros conocidos de la Albany adder quedaron bajo especial vigilancia de las autoridades ambientales sudafricanas. Equipos de biólogos visitan de forma periódica los pocos sitios donde se ha encontrado la especie, toman datos de suelo, vegetación y clima, y recomiendan que cualquier obra nueva en la zona tenga estudios de impacto específicos sobre la víbora.

Los informes técnicos señalan que su población es muy reducida y está aislada, por lo que un cambio brusco en el uso del suelo -como la expansión de carreteras, nuevas infraestructuras o la urbanización sin planificación- podría fragmentar aún más su hábitat. Por eso, los planes de conservación incluyen acuerdos con propietarios privados, monitoreo de largo plazo y campañas para evitar la captura ilegal de ejemplares por parte de coleccionistas.

De acuerdo con el Ministerio de Medio Ambiente de Sudáfrica y con los listados oficiales de especies amenazadas, la Albany adder se considera un patrimonio biológico irremplazable del país. Su regreso recuerda a todo el continente africano que, en cuestión de años, una serpiente puede pasar de ser “la más peligrosa” por su veneno a serlo por algo mucho más inquietante: estar a un paso de desaparecer para siempre.