

En Washington y en varias capitales asiáticas circula una pregunta incómoda. ¿Hasta dónde llega la influencia de Estados Unidos cuando dos socios clave empiezan a marcar su propia ruta en el Indo-Pacífico? Las señales son discretas, pero persistentes, y apuntan a una posible alianza de efectos prácticos.
Detrás de los comunicados aparecen patrones que inquietan a los ministerios de defensa. India y Filipinas suman acuerdos, ejercicios y compras estratégicas, mientras calibran su seguridad con margen de autonomía. Falta unir piezas y medir el alcance de este giro.
La alianza que inquieta: qué sellaron India y Filipinas
El 5 de agosto de este año,ambos países elevaron su relación a Asociación Estratégica, con un plan 2025-2029 que incluye defensa, cooperación marítima y tecnología. El documento fija mesas de trabajo, ejercicios combinados y estándares para compartir información sensible entre fuerzas.

La hoja de ruta se apoya en hechos concretos. Filipinas incorporó misiles BrahMos de origen indio para disuasión costera; recibió el primer lote en abril de 2024 y un segundo en abril de 2025. Además, en abril de 2023, Manila y Washington ampliaron los sitios EDCA para modernizar infraestructura y logística.
¿Temblores para Estados Unidos? La autonomía que cambia los cálculos
Nueva Delhi, a su vez, practica el "multi-alineamiento": coopera con Washington sin atarse a un solo bloque. Los acuerdos LEMOA (2016), COMCASA (2018) y BECA (2020) permiten reabastecimiento, comunicaciones seguras y datos geoespaciales, mientras India preserva su autonomía estratégica.
Manila, por su parte, exige respaldo frente a presiones en el Mar de China Meridional y reafirma su Tratado de Defensa Mutua con EE. UU. Aun así, administra riesgos con criterio propio, combinando ejercicios, patrullajes y reglas de interoperabilidad con socios externos.
El Indo-Pacífico se reordena: cooperación, disuasión y riesgo de escalada
La trilateral EE. UU.-Japón-Filipinas ganó tracción en 2024 con proyectos de seguridad marítima y energía limpia, una capa adicional a la arquitectura regional. El impulso coincide con incidentes en el Mar de China Meridional reportados en 2024 y 2025, que elevan la tensión operativa y diplomática.

¿Qué deja todo esto sobre el tablero? Más coordinación entre India y Filipinas, más presencia de socios y más opciones de disuasión. Bases, misiles, acuerdos técnicos y diplomacia activa dibujan un equilibrio nuevo, con reglas en construcción y efectos que trascienden el vecindario del Indo-Pacífico.









