Mientras la atención mundial está puesta en el conflicto entre Rusia y Ucrania, un nuevo enfrentamiento entre India y Pakistán, ambas potencias nucleares, amenaza con provocar la Tercera Guerra Mundial. Sin embargo, analistas coinciden en que una región europea podría mantenerse al margen del desastre global.
La disputa por el agua en Cachemira, el retiro del Tratado del Indo y la posibilidad de una guerra nuclear en Asia del Sur han puesto al planeta en alerta máxima. A pesar del riesgo inminente, una zona europea podría salir ilesa y, además, obtener ventajas geopolíticas inesperadas.
India y Pakistán desatan una crisis con potencial nuclear
El ataque armado que mató a 25 turistas en Cachemira reactivó el conflicto histórico entre India y Pakistán. En respuesta, Nueva Delhi cerró pasos fronterizos, expulsó diplomáticos y se retiró del Tratado de las Aguas del Indo, un pacto que había contenido tensiones durante décadas.
Lo que comenzó como un atentado local ahora escala a una amenaza global. Islamabad ya calificó las decisiones indias como un "acto de guerra", y altos funcionarios pakistaníes advirtieron que están listos para responder con todo su arsenal, incluidas armas nucleares.
¿Cuál es el único actor que saldría indemne de la guerra?
Paradójicamente, en medio de este escenario caótico, hay una región que saldría relativamente indemne: Europa. Con una economía cada vez más desvinculada de los conflictos asiáticos, y sin un rol directo en las tensiones indo-pakistaníes, tanto Reino Unido como la Unión Europea podrían mantenerse al margen de las consecuencias directas.
Incluso, algunos analistas sugieren que podrían aprovechar la crisis para posicionarse como mediadores neutrales o beneficiarse económicamente ante el derrumbe comercial de Asia.
El agua, el detonante menos esperado de una guerra
El Tratado del Indo, firmado en 1960 con apoyo del Banco Mundial, regula el acceso al sistema fluvial que abastece a gran parte de Pakistán. Su suspensión implica un riesgo directo sobre el 80% del suministro hídrico del país, lo que podría destruir su economía en semanas.
Esa presión sobre los recursos vitales ha llevado a Islamabad a declarar que cualquier corte en el flujo del agua será respondido militarmente. Con ambos países armados con ojivas nucleares y sin capacidad real de mediación externa, el escenario es cada vez más alarmante.
La guerra entre potencias nucleares sacudiría la economía global
Un conflicto entre India y Pakistán rompería el equilibrio diplomático en Asia y colapsaría las frágiles negociaciones de paz en Ucrania. También afectaría los mercados de Medio Oriente y Asia Central, paralizando las cadenas de suministro y generando una recesión financiera masiva.
China, que tiene intereses estratégicos en la región, se vería arrastrada por su cercanía geográfica y económica. Esto ampliaría el conflicto a una escala inédita, con consecuencias que irían mucho más allá de sus fronteras.
Aunque los escenarios siguen siendo especulativos, lo cierto es que el equilibrio en Asia del Sur nunca ha estado tan comprometido desde las guerras indo-pakistaníes de los años 60 y 70. Esta vez, el motivo no es la religión, ni el terrorismo, ni las alianzas internacionales. Es el agua, el recurso más básico y escaso del siglo XXI, el que podría incendiar la mecha definitiva.