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Saber manejar la economía personal es una tarea difícil de aprender, ya que muy pocas personas saben establecer un límite de gastos cuando ven más salario en su cuenta bancaria. Un informe de la Universidad de California estudió cómo las mentiras influyen en las finanzas personales.

Muy pocas personas admiten a la economía como ciencia social y así dejan de lado cómo los efectos psicológicos interfieren en la forma en la que se gasta el dinero. Esto influye en las deudas que uno debe a lo largo de su vida.

La Universidad de California señala a las mentiras como la primera complicación de la economía personal

Junto con la Universidad de Málaga, la Universidad de California indagó en cómo las mentiras afectan el bolsillo de los individuos. Es muy común que se utilice el dinero para comprar cosas de lujos, realizar viajes y disfrutar de ropa cara. Sin embargo, esta aspiración de demostrar mayor clase social es lo que cuesta la heladera llena a fin de mes.

"En muchas situaciones económicas, como la declaración de impuestos o el fraude fiscal, por poner algunos ejemplos, es muy importante entender cuándo, cómo y por qué la gente miente", explicó uno de los investigadores sobre la conducta promedio de los ciudadanos de Estados Unidos.

"Lo normal es considerar que el grado de mentira está afectado por cuestiones económicas como los beneficios que obtenemos o los posibles costes que se tengan que pagar, en forma de multas", sumó sobre las decisiones morales.

Esto dice la ciencia sobre las personas que logran amasar su fortuna

La universidad estadounidense desarrolló otro informe sobre quiénes son mejores personas, si aquellos que nacieron en familias ricas o aquellos nacidos en familias humildes que construyeron su fortuna a lo largo de los años.

El estudio señaló que quienes amasaron su patrimonio son personas más empáticas, ya que han tenido vivencias similares respecto a la falta de dinero y oportunidades. Es común que muchos borren su pasado y pierdan la humildad, mientras que otras recuerdan siempre sus orígenes.

En cambio, las personas provenientes de familias adineradas no se han enfrentado, en la mayoría de los casos, a experiencias negativas causadas por la falta de dinero. Por lo que no logran percibir el sentimiento de angustia o desesperación respecto a los bajos ingresos.