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Desde hace siglos, diversas predicciones circularon sobre el futuro del Vaticano. Una de las más citadas es la llamada profecía de los 112 papas, atribuida a San Malaquías, un arzobispo irlandés del siglo XII.

Este listado, que incluye una serie de lemas en latín para identificar a cada pontífice, volvió a cobrar notoriedad tras la muerte del papa Francisco.

La profecía de los 112 papas: ¿un conteo hacia el Apocalipsis?

Según esta predicción atribuida a San Malaquías, habría 112 papas desde Celestino II (elegido en 1143)hasta el fin del mundo. Cada pontífice es descrito con una breve frase en latín que, supuestamente, alude a su escudo, su lugar de origen o eventos de su papado.

El lema número 112 reza: "Petrus Romanus" (Pedro el Romano), quien reinaría en tiempos de gran tribulación, antes del juicio final.

Aunque su nombre no coincidía con el del último pontífice según la profecía, algunos intérpretes sostenían que el papa Francisco cumplía con el perfil simbólico: fue el primer papa jesuita, el primero proveniente del hemisferio sur y era visto como una figura de ruptura con la tradición.

Además, el hecho de que sucediera a Benedicto XVI, quien renunció, alimenta aún más la teoría. Se dijo que la figura de "Pedro el Romano" no aludiría tanto a su nombre, sino a un último papa que actúe en Roma antes del colapso de la Iglesia católica tal como se conoce hoy.

¿Se cumplirá la profecía?

Si contamos desde Celestino II, elegido en 1143 y registrado como el papa número 165, el papa Francisco sería el número 102 en la sucesión real de pontífices desde aquel momento.

Sin embargo, según la llamada profecía de San Malaquías -atribuida a un arzobispo irlandés del siglo XII-, Francisco ocuparía el puesto número 112 en una lista de lemas proféticos que supuestamente representan a cada papa a partir de Celestino II.

Esta lista finaliza justamente con el lema que muchos asocian a Francisco, lo que llevo a interpretaciones que lo señalan como el último pontífice anunciado por la profecía.

Esta coincidencia alimento múltiples teorías de tono apocalíptico o conspirativo, especialmente tras la muerte de Francisco, cuando comenzaron a circular rumores sobre la imposibilidad de elegir un sucesor legítimo o sobre un supuesto "fin del papado".

Sin embargo, es importante señalar que la Iglesia nunca reconoció oficialmente la autenticidad de esta profecía, y numerosos estudiosos la consideran una falsificación elaborada en el siglo XVI. Además, la sucesión papal se rige por normas claras del derecho canónico y no por interpretaciones proféticas.