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Por curioso que parezca, el árbol más hermoso del mundo no es reconocido por sus hojas verdes ni su altura: son sus flores, de un color de un tono lila las que le dan su singularidad. Se trata del jacarandá, sólo presente en 3 países de Latinoamérica: Argentina, Paraguay y Bolivia que cada primavera ofrece un espectáculo único cubriendo calles, plazas y avenidas con su belleza única.

Si bien en la actualidad se valora al jacarandá por su atractivo ornamental, tiempo atrás se lo apreciaba por su madera y sus flores con fines tanto estéticos como simbólicos.

El jacarandá: una maravilla oriunda de Latinoamérica

Algunos expertos no se atreven a señalar solo a un árbol como el más bello del mundo y suman junto al jacarandá a otras dos especies en el podio: el arce japonés y el ginkgo biloba. El portal Árbol Invertido, sin embargo, es uno de los que asegura que el primer lugar se lo lleva el árbol de flores lilas.

Originario de los bosques subtropicales y templados de Latinoamérica, la elegancia de su forma y la intensidad de su floración hacen del jacarandá una especie impactante en términos de belleza. Su nombre es de origen tupí y significa fragante y, para algunas culturas el jacarandá tiene un valor emocional profundo identificado con la renovación, la esperanza y el orgullo regional.

Aún así, el jacarandá enfrenta actualmente amenazas derivadas de la expansión urbana y la pérdida de su hábitat natural. En ese sentido, el jacarandá fue introducido en áreas ajenas a su hábitat de cultivo nativo como la provincia de Buenos Aires en Argentina, Ecuador, el altiplano de nuestro país, Florida, California y centro y norte de Chile, entre otros lugares.

Finalmente, el jacarandá fue nombrado en 2015 árbol distintivo de la Ciudad de Buenos Aires, en Argentina. La especie fue incorporada al paisaje urbano a fines de siglo XIX sumándola a calles y plazas. En la actualidad, existen más de 11 mil ejemplares y 1.500 de ellos, se encuentran en espacios verdes.

¿Cómo es el jacarandá, el árbol más lindo del mundo?

El jacarandá mimosifolia pertenece a la familia Bignoniaceae y es caducifolio, es decir, pierde sus hojas antes de la floración. De allí, lo impactante de su copa frondosa florecida. Su altura promedio es de entre 12 y 15 metros, aunque en condiciones favorables puede alcanzar los 20.

La particularidad de su copa es que no siempre guarda la misma forma y tampoco es densa. Su diámetro alcanza entre 10 y 12 metros y proyecta una sombra de mediana intensidad. La corteza de su tronco es grisácea con escamas rectangulares que pueden desprenderse.

Sus hojas son grandes, de 30 a 50 centímetros de largo, con pequeñas hojuelas y de forma oval-oblonga. Su color es verde claro en la cara inferior, mientras que en la superior es verde oscuro.

Su fruto es leñoso, plano, de forma de castañuela, con semillas aladas. Aparecen a finales de otoño y permanecen todo el año. Sus flores, finalmente, aparecen agrupadas, con un color azul violeta indefinido. Miden entre 4 y 5 centímetros y florecen en primavera. En ocasiones tienen una segunda floración, más escasa, en el verano.