Bajo las aguas del Océano Atlántico Sur, entre África y América del Sur, ocurre algo que desafía nuestra comprensión del planeta.
Una extraña "depresión" en el campo magnético terrestre se expande silenciosamente, amenazando con alterar sistemas de comunicación, satélites y la navegación de especies migratorias.
Los científicos la conocen como la Anomalía del Atlántico Sur, y su crecimiento acelerado durante la última década encendió las alarmas en la comunidad científica internacional.
¿Qué es la Anomalía del Atlántico Sur y por qué se debilita el campo magnético?
El campo magnético terrestre se genera por el movimiento del hierro fundido en el núcleo del planeta, un proceso conocido como "dínamo planetario".
Este metal, al desplazarse de manera caótica, conduce electricidad y produce corrientes electromagnéticas que dan origen al magnetismo terrestre. Sin embargo, este sistema no es completamente estable y cambio en intensidad a lo largo de millones de años, incluso invirtiendo sus polos.
La anomalía del Atlántico Sur representa una zona donde el campo magnético se comporta de manera invertida. A diferencia del patrón general donde las líneas magnéticas nacen en el polo sur y regresan por el polo norte, en esta región específica el flujo parece invertido.
Según datos recopilados entre 2014 y 2025, la anomalía no solo se expandió, sino que su intensidad magnética disminuyó considerablemente.
El investigador Chris Finlay, de la Universidad Técnica de Dinamarca, explica que en lugar de ver líneas de campo magnético saliendo del núcleo en el hemisferio sur, bajo la anomalía del Atlántico Sur existen áreas donde el campo magnético regresa al núcleo.
Además, la anomalía está cambiando de forma diferente hacia África que cerca de Sudamérica, sugiriendo procesos geofísicos complejos en el interior del planeta.
Consecuencias potenciales: satélites, comunicaciones y vida silvestre en riesgo
El debilitamiento del campo magnético en esta región no es un fenómeno meramente académico. El campo magnético terrestre es esencial para protegernos de la radiación solar y los rayos cósmicos, mantener la atmósfera estable y guiar a diversas especies como las aves migratorias.
Si el campo magnético llegara a debilitarse significativamente, los satélites y sistemas de comunicación serían los primeros afectados. La radiación podría interferir en sus operaciones y comprometer misiones espaciales o telecomunicaciones. Los astronautas y aves migratorias que dependen del magnetismo terrestre para orientarse podrían enfrentar complicaciones, e incluso redes eléctricas completas podrían verse afectadas por descargas o interrupciones masivas.
La expansión de la anomalía plantea preocupaciones sobre una posible inversión de polos magnéticos. Aunque aún no se sabe con certeza cuándo podría ocurrir tal inversión, se estima que el proceso sería gradual y que el campo magnético se debilitaría temporalmente, reduciendo la protección natural de la Tierra frente a la radiación solar.