Las elecciones presidenciales en Brasil entraron en su etapa final. Es por eso que desde el oficialista Partido de los Trabajadores se movilizan contra reloj para poner a disposición todo el aparato propagandístico al servicio de la presidenta Dilma Rousseff quien este domingo se juega la reelección contra el candidato del PSDB, Aécio Neves.
Bajo un sol que no da tregua y surfeando una ola de calor que supera los picos históricos, los jóvenes militantes del PT recorren las calles de San Pablo entregando stickers, broches y flyers en apoyo a la Presidenta. Ayer, el descanso dominical no fue la excepción. Mientras las avenidas paulistas gozaban de una atípica tranquilidad, los simpatizantes de Dilma prepararon un escenario para convocar a la gente a ver en vivo el tercer debate presidencial. En San Pablo, los debates miden tanto como las populares novelas brasileñas pero la charla sobre política se analiza en los hogares. A diferencia de la Argentina, en esta ciudad no existe la mística de los cafetines en donde los paulistanos se reúnen.
Es por eso que la convocatoria oficialista se transformó en un desafío. Desde temprano, los militantes hicieron circular la invitación por cada esquina. El lugar elegido para la cita electoral fue la Plaza Roosvelt, un parque de cemento donde skaters y grafitteros suelen encontrarse a toda hora. Allí se dispuso un escenario con una pantalla. Unos tablones de madera improvisaron una mesa por la cual corría un tendal de cables para realizar, de manera artesanal, la conexión a internet. Desde un proyector se dispuso la emisión de la transmisión. Familias y miembros de organizaciones sociales llegaron al lugar junto con las banderas rojas del PT. Cuando Dilma apareció en la pantalla y el púbico coreó: “Di, di, dilma va. Vote 13!!”, en referencia al número de boleta de la candidata.
La presentadora de la señal Récord Tv dio inicio a la contienda. En ese momento, el proyector, decorado con calcos del ex presidente Lula Da Silva, se apagó. Uno de los jóvenes se acercó y con algunas palmadas logró el milagro: la transmisión continuó y fue el turno del candidato del PSDB. En la plaza retumbaron los silbidos. Mientras Aécio Neves corría a la heredera de Lula con el escándalo de corrupción de Petrobras, un vendedor de pizzas se acercaba a un grupo de jóvenes para hacer su primera venta del día.
Mientras tanto, la presidenta se defendía de su adversario. Le pidió explicaciones sobre su programa económico y la meta de inflación de 3% que pretende alcanzar para el ano que viene. El resto del debate se desarrolló con normalidad. Dilma hizo hincapié en los logros sociales del gobierno de Lula mientras que Neves afirmó que él es el verdadero cambio para Brasil. Ambos candidatos intentaron hacer foco en sus propuestas de gobierno en vez de centrarse en los ataques personales.
Un aguacero sorprendió a los participantes del evento. Rápidamente, los organizadores desconectaron los equipos y sacaron de sus mochilas otros flyers. La nueva cita será un acto en la periferia de San Pablo, donde Dilma junto a Lula movilizarán a los barrios populares para reafirmar su presencia electoral.