A todos nos ha pasado de entrar a una habitación con una idea clara y, al cruzar la puerta, esa intención se desvanece. Nos quedamos unos segundos mirando alrededor, tratando de recordar qué íbamos a hacer, como si el contexto pudiera devolvernos la memoria perdida.
Según la psicología, este fenómeno tiene nombre propio: efecto umbral. Se trata de un mecanismo mental que se activa al cambiar de entorno, y que puede interrumpir el acceso a la información que teníamos en mente.
¿Qué es el efecto umbral?
El efecto umbral se refiere a la tendencia del cerebro a segmentar la información cuando cambiamos de escenario. Al hacerlo, el cerebro interpreta que una tarea terminó y que comienza otra, lo que puede provocar que olvidemos lo que íbamos a hacer.
Este fenómeno fue estudiado por primera vez en 2006 y recibió su nombre en 2011. En uno de los experimentos más conocidos, los participantes debían memorizar objetos en una sala virtual y luego pasar a otra. Los resultados mostraron que la capacidad de recordar disminuía significativamente al cruzar el umbral, incluso si el cambio era solo imaginado.
¿Por qué olvidamos lo que íbamos a hacer?
La explicación está en cómo se relacionan la memoria semántica (conceptos) y la memoria episódica (lugares y contextos). Nuestra mente asocia lo que pensamos con el entorno en el que lo pensamos. Al cambiar de lugar, esas claves contextuales se modifican y la información se vuelve menos accesible.
El psicólogo británico Alan Baddeley, pionero en estudios sobre la memoria, lo demostró en la década de 1970 con un experimento en el que buzos memorizaban palabras bajo el agua y en tierra firme. Los que recordaban en el mismo entorno en el que habían aprendido, obtenían mejores resultados. Esto confirmó que el contexto influye directamente en la capacidad de recordar.
¿Es señal de deterioro cognitivo?
Estos olvidos cotidianos no indican ningún problema neurológico. De hecho, afectan por igual a jóvenes y adultos mayores. Son simplemente una consecuencia de cómo el cerebro organiza la información y prioriza tareas. La multitarea también influye: cuando hacemos varias cosas a la vez, algunas ideas pueden perderse al cambiar de escena.
De hecho, el efecto umbral puede favorecer el aprendizaje. Al cambiar de entorno, el cerebro actualiza las claves contextuales y reduce interferencias con tareas anteriores. Esto permite que la nueva información se procese con mayor claridad.
Incluso puede explicar por qué tardamos en reconocer a alguien querido en un lugar inesperado: el cerebro necesita reconstruir el "decorado" habitual para que la imagen encaje. No es olvido, es una nube de recuerdos reorganizándose.