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El Vaticano tiene nuevo líder. Tras varios días de deliberaciones a puertas cerradas, el cónclave de cardenales eligió al cardenal estadounidense Robert Francis Prevost como sucesor de San Pedro.

Desde el balcón central de la Basílica de San Pedro, el cardenal protodiácono anunció al mundo el esperado "Habemus Papam", revelando que el nuevo pontífice eligió el nombre de León XIV.

La noticia fue recibida con una ovación por parte de miles de fieles reunidos en la Plaza de San Pedro y rápidamente se propagó por todo el mundo.

Con su elección, la Iglesia Católica abre una nueva etapa marcada por la continuidad del legado reformista de Francisco, pero también con el estilo sobrio y pastoral de un Papa forjado entre América Latina y la curia romana

¿Quién es el Papa León XIV?

Nacido en Chicago en 1955, Robert Prevost es un cardenal estadounidense con una profunda conexión con América Latina. Fue obispo en Perú, prefecto del Dicasterio para los Obispos y una de las figuras más cercanas al papa Francisco en el Vaticano.

Su elección representa una continuidad pastoral con el pontificado anterior, pero también un mensaje de apertura hacia las regiones más alejadas del eje tradicional europeo.

¿Qué lo destacó en el Vaticano antes de ser elegido?

Desde 2023, Prevost lideró el Dicasterio para los Obispos, cargo clave en la estructura de gobierno vaticano, desde donde asesoró directamente al Papa Francisco en la elección de obispos.

Esa responsabilidad, junto con la confianza personal del pontífice argentino, lo convirtió en una figura de gran influencia dentro de la curia.

¿Qué controversias lo rodean?

Durante su labor en Perú, Prevost fue mencionado en informes periodísticos por presuntos encubrimientos en casos de abuso, aunque nunca se presentaron cargos formales en su contra.

Este antecedente podría generar cuestionamientos en sectores que exigen mayor transparencia, aunque no afectó su apoyo en el cónclave.

¿Qué desafíos enfrentará León XIV como nuevo líder de la Iglesia?

El Papa León XIV asume en un momento de transición y desafíos profundos: la secularización, las divisiones internas, la lucha contra los abusos y la necesidad de mantener vivo el impulso reformador.

Se espera que su pontificado combine una mirada pastoral cercana con una gestión firme y global.