Una semana en Nueva York alcanza para detectar una gran cantidad de pequeños partidos que se juegan más allá del perímetro del Madison Square Garden, donde son locales los Knicks en básquetbol y los Rangers en hockey sobre hielo, franquicias que tienen en la Quinta Avenida su lugar en los stores de NBA y de la NHL. En el NBA Store se exhibe la musculosa de de Ginobili, y hasta se venden retratos a 2.900 dólares, pintados por DH Randi. Shaquille O’ Neal aparece en una campaña de beneficencia de Toys ‘R’ Us.
Pero no es lo único de básquetbol que hay en la Gran Manzana. En la estación de trenes está el Michael Jordan’s Steak House, que tiene buena carne pero ni siquiera una camiseta de Air. Además sobresale una gigantografía de Manu Ginóbili en 5 y 43, tratando de alcanzar a Kobe Bryant en un juego, llamado 2K Sports, que corre por la Wii, PlayStation 3 y XBox 360.
El béisbol dice presente con el clubhouse de los Yankees, que está en el 393 de la Quinta, y el de los Mets en la 42 y la 5. En Saks venden un Papá Noel vestido de Yankees y bombita para el árbol con la imagen del estadio. Imperdible el Sports Museum of America en el 80 de la Broad, cerca de Wall Street, y también el restaurante de una vieja superestrella del béisbol, Mickey Mantle, que está ubicado en la 42 Central Park South y vende memorabilia de grandes figuras, como las Converse de Julius Erwing, Dr J, a 3.500 dólares, o un cuadro pintado de Jordan a 2.500, o tal vez las zapatillas y una raqueta de Jimmy Connors a 6.500. Incluso, por módicos 2.900 dólares, se puede comprar un anillo de O.J. Simpson.
Del fútbol americano están los Jets, cuyo local exclusivo está en 50 y Madison; y por todos lados se ven carteles de Coors Light como cerveza oficial del equipo. Si hablamos de locales exclusivos, hay un Superrunners Shop en la 3 y 51, y un Blatt Billiards, que vende cartas transparentes de poker, mesas de pool, snicker o billar, y hasta palos para ponerle tiza de 35.000 dólares, la unidad, no la docena.
En el Shake Shack de Madison Square hay un trago llamado The Arnold Palmer. Y hasta en el emblemático M&M Store de Broadway se vende un auto de un piloto del Nascar llamado Kyle Busch. El auto está pintado de rosa con las famosas ‘M’ en el capot y confites rosas, rojos y blancos, porque la acción de M&M está centrada en la Fundación Susan G. Komen, que busca fondos para atacar el cáncer de mamas. Nueva York, mucho más que la canción de Sinatra.