Que el ejercicio de la profesión se ha tornado cada día más complejo, nadie lo duda. Que la competencia es mucha y feroz, tampoco. Esto, sumado al constante desarrollo de la especialización del Derecho corporativo, ha llevado a que cada vez sean más los abogados que optan por profundizar sus estudios mediante un posgrado. Y aunque en la actualidad el porcentaje de magisters es aún reducido, la tendencia a capacitarse se incrementa año a año.
Al ritmo del aumento de la demanda, la variedad de programas de especialización que ofrecen las universidades también crece a ritmo constante. Especializaciones de menor carga horaria conviven con maestrías, que exigen la presentación de una tesis como cierre del curso, y hacen de la elección una tarea nada sencilla. El plan de estudios y la metodología de enseñanza utilizada también pueden ser, junto al prestigio de la universidad, buenos criterios para comenzar a elegir.
El Master en Derecho y Empresas de la Universidad de Palermo (UP), por ejemplo, apuesta a una buena dosis de contenido práctico. Por eso, eligieron como modalidad de enseñanza el conocido método del caso. “Tenemos un convenio con Harvard por el cual podemos utilizar sus casos. Y también usamos los más recientes de la jurisprudencia argentina , comenta Omar Eidelstein, decano de la Universidad de Derecho y director del Master en Derecho y Empresas de la UP. Además, se diseñó un macro caso, bautizado virtual master case, que es la generación de una empresa. A medida que se van tocando los distintos temas en cada materia, se los aplica a la empresa virtual.
Por su parte, en la Maestría en Derecho de la Empresa de la Universidad Austral (UA) eligieron el sistema participativo, que incluye el incentivo de las preguntas de los alumnos y los constantes trabajos en grupo. “No utilizamos el método del caso propiamente dicho porque se aplica en Estados Unidos, donde el precedente tiene valor de ley. En cambio acá es sólo un dato más , señala Gustavo Abreu, su director, quien también destaca el énfasis que el posgrado pone en darle al alumno una formación ética.
La Maestría en Derecho y Economía de la Universidad Torcuato Di Tella (UTDT), en cambio, está diseñada para abogados bilingües, que quieran realizar un programa al mejor estilo de las universidades del hemisferio Norte y con una buena carga de contenidos económicos. “El objeto de estudio no es el Derecho vigente el día de la clase. Se busca determinar cuáles son los problemas económicos necesariamente presentes en el área que se estudia. Además, el 50% del plan de estudios es diseñado por cada alumno y una gran parte del cuerpo de profesores es extranjero y de diferentes disciplinas vecinas al Derecho , indica Eduardo Baistrocchi, profesor visitante de Derecho Tributario Internacional de Northwestern University y Director del Master.
Desde la Universidad de San Andrés (UDESA), de la mano de la Maestría en Derecho Empresario, buscan proporcionar a los alumnos instrumentos teóricos y analíticos específicos, correspondientes a los distintos ámbitos del Derecho Empresario. “Todo ello complementado con conocimientos de otras disciplinas afines al Derecho, imprescindibles para ejercer eficazmente el Derecho de empresas , indica Guillermo Cabanellas, su director.
Un caso particular es el del Master en Aspectos legales de las Finanzas que ofrece la Universidad del CEMA. Instituida en 1999 como la última de las orientaciones de la Maestría de Finanzas, tuvo muy buena repercusión entre abogados. “No es una Maestría en Derecho, es una maestría en finanzas para abogados. El concepto es totalmente distinto , no se cansa de repetir Edgardo Zablotsky, Ph.D in Economics de la Universidad de Chicago y director del Master. Y explica que si bien enseñan algunas materias legales que complementan la formación del abogado tradicional, el 70% de las materias se centra en finanzas.
Influenciada por las características de las Maestrías en Finanzas, el CEMA optó por el clásico sistema de clases cátedra, en el que el docente tiene todo el protagonismo durante la clase. “Claro que en las materias de finanzas se lee mucho menos que en las de Derecho, pero se trabaja más , sostiene Zablotsky. Y además de las horas de clases, se agregó un workshop de finanzas que dura todo el año, y que consta de una serie de seminarios, que también permiten cubrir temas que se tornaron importantes y no están en el programa.
Además del enfoque, otro punto a analizar a la hora de elegir en dónde cursar una Maestría es sin duda el plan de estudios. En este sentido, tanto la UP como la UTDT tienen un sistema abierto. Ambas Maestrías se organizan mediante un ciclo de materias obligatorias y un ciclo de materias optativas. En cambio, el CEMA y la UA se estructuran en bloques rígidos. “No hay seminarios optativos. Simplemente es cursar y aprobar , señala Abreu. Lo mismo sucede con la UDESA. “Los programas están profundamente pensados y diseñados de forma de permitir a los alumnos adquirir todos los conocimientos necesarios para un ejercicio profesional a primer nivel , comenta Cabanellas.
Todos los consultados coincidieron en que, para que el Master sea aprovechado en profundidad, es necesario tener experiencia profesional. “El sistema funciona si los alumnos tienen experiencia, porque la idea es que aprendan de sus propios compañeros , informa Abreu. “No es condición excluyente, pero preferimos gente con experiencia , confirma Cabanellas.
Aunque en el caso de la UTDT éste parecería ser un tema menos crítico a la hora de ingresar. “Buscamos gente sumamente curiosa y con agudeza mental. Eso es lo que evaluamos con mayor detenimiento para el ingreso , asegura Baistrocchi y comenta que buscan formar grupos de alumnos donde se mezclen edades, profesiones y nacionalidades. “Las clases en las que interactúan profesionales de 25 años con profesionales de 55 son mucho más ricas , observa.
Sin embargo, no todo es color de rosa cuando de Maestrías se trata. Una de las mayores complicaciones por las que atraviesa la gran mayoría de las universidades es el alto promedio de alumnos que, habiendo terminado la cursada y con todas las materias aprobadas, no presenta la tesis. Abreu asegura que este problema es propio de las Maestrías de Derecho. “En la actualidad la presión tanto del Master como del empleador es tan grande, que los alumnos llegan al final fundidos. Creen que pueden preparar la tesina en los meses de verano siguientes a su último año de cursada, pero les resulta imposible , grafica.
Lo mismo opina Baistrocchi, que esgrime una explicación económica fundada en el costo de oportunidad. “Nuestros alumnos, cuando concluyen el segundo año de la Maestría, perciben que su valor del tiempo es tan alto que muchas veces prefieren ejercer la profesión de una manera especialmente profunda, en lugar de hacer la tesis , explica. Para evitar esas complicaciones, tanto la UP como la UDESA cuentan con una materia especial para ayudar a los alumnos en su tesis. Y la UTDT la pondrá en práctica el próximo año.
Claro que los que finalmente presentan su tesis, y la defienden, tienen la posibilidad de publicarla. En tal sentido, la UA tiene un convenio con la editorial Ad Hoc para publicar aquellas tesis que, además de muy buenas, tengan un marcado costado comercial. Las restantes se publican en la Revista Argentina de Derecho Empresario. Las otras casas de estudio también suelen publicar las tesis más sobresalientes, dándole prestigio al alumno.