Es invierno en el hemisferio sur, pero los argentinos igualmente llenan las playas de Río de Janeiro, lo que pone en evidencia un problema para el presidente Javier Milei y su cruzada por "hacer grande a la Argentina otra vez". Estos turistas que disfrutan caipirinhas son parte de un éxodo mayor. Más de 8,4 millones de argentinos viajaron al exterior en los primeros cuatro meses del año, un 68% más que en el mismo período del año anterior. Se están beneficiando de un peso tan fuerte que transformó los viajes al extranjero, antes costosos, en verdaderas gangas, y provocó un gran agujero en la cuenta corriente del país. El peso fuerte es una decisión política. Milei apuesta a que esto lo ayudará a lograr el objetivo al que ató su reputación política: acabar con la inflación. Argentina celebrará elecciones de medio término en octubre y, aunque la inflación del mes pasado fue la más baja en cinco años, los precios aún acumulan una suba del 43% interanual. Ante el dilema de reducir la inflación, fomentar el crecimiento o acumular reservas y estabilizar el tipo de cambio, "el gobierno priorizó la inflación, que es lo más rentable políticamente, a costa de las otras variables", explicó Eduardo Levy Yeyati, economista y profesor en la Universidad Torcuato Di Tella de Buenos Aires. "Ahora las otras áreas reclaman atención". Con un peso aproximadamente un 40% más fuerte frente al dólar en términos reales, las importaciones se dispararon, las pequeñas empresas enfrentan dificultades y el desempleo alcanzó su nivel más alto en cuatro años. A pesar del declarado deseo de Milei de transformar a la Argentina estatista en un ejemplo de libre mercado, los directivos empresariales no están invirtiendo. "La clase empresaria nunca estuvo tan conforme con un presidente, pero igual no invierte, salvo en energía y minería", señaló un ejecutivo argentino. "Hasta que no se eliminen los controles cambiarios y el Congreso apruebe una reforma laboral, es muy difícil que eso ocurra". Otro factor que desalienta el ánimo inversor es un fallo de la justicia en Nueva York que ordena al gobierno entregar su participación controlante en la petrolera estatal YPF, para ayudar a saldar una demanda de 16.000 millones de dólares por la nacionalización de la compañía en 2012. Milei apeló la decisión. Su gobierno libertario tiene solo una pequeña minoría en el Congreso y las elecciones de medio término serán clave para fortalecer su posición. El presidente se muestra confiado en la victoria, pero Ramiro Blazquez, estratega para América Latina de StoneX, advierte que Milei carece de dos elementos cruciales de cara a los comicios: dólares y consenso político. Blazquez calcula que, siendo conservadores, el déficit de cuenta corriente podría llegar a 8.000 millones de dólares en el tercer trimestre, mientras los argentinos, preocupados, se refugian en su pasatiempo favorito: comprar dólares antes de las elecciones. El deseo del gobierno de mantener fuerte al peso también impidió que compre dólares para aumentar las reservas, uno de los objetivos pactados con el FMI como parte del nuevo rescate financiero de 20.000 millones de dólares acordado en abril. Argentina necesitará divisas para realizar importantes pagos de deuda externa el año próximo con acreedores privados, un paso clave para volver a los mercados internacionales de capital. El otro problema de Milei es político. "La falta de consenso hace que se estén debatiendo en el Congreso leyes muy peligrosas, que podrían borrar el superávit fiscal", advierte Blazquez. Como anticipo de lo que podría ocurrir, el Senado, controlado por el peronismo, votó el 10 de julio para aumentar el gasto en jubilaciones y seguridad social, una medida que, según el gobierno, costaría alrededor del 2,5% del PBI si se suma a otras iniciativas. Milei prometió vetar la ley y el gobierno confía en que, aunque el Congreso rechace el veto, las impugnaciones judiciales evitarán que el gasto adicional afecte el presupuesto antes de las elecciones. Milei, el outsider por excelencia, nunca buscó consensos, aunque esto importó poco en el último año porque contaba con la facultad de dictar ciertas reformas por decreto, una atribución que ahora ya expiró. También pudo doblegar a los gobernadores provinciales reteniendo fondos, una estrategia que está llegando a su límite. Todavía existe un escenario en el que Milei gana las elecciones, logra desarmar rápidamente el tipo de cambio sobrevaluado y acumula reservas, atrayendo así nuevas inversiones. Pero, tratándose de Argentina, los riesgos siguen siendo altos. El gobierno responde rápidamente con insultos a quienes cuestionan su manejo económico, por lo que pocos argentinos influyentes se arriesgan a criticarlo en público. Pero, como resume un exfuncionario de alto rango: "La economía se ve frágil. En un país tan dolarizado como Argentina, no se puede dar el lujo de tener pocas reservas. Creo que la incertidumbre va a aumentar".