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"BBVA sigue adelante con la operación con Banco Sabadell. A pesar de la condición impuesta por el Consejo de Ministros, el proyecto crea un enorme valor para los accionistas de ambas entidades". Este párrafo, que abrió el breve comunicado que en la tarde de ayer distribuyó BBVA, bien podría encabezar el primer capítulo del "Manual de resistencia" de Carlos Torres Vila.

Sabedor de todo lo que se juega en la OPA hostil sobre Banco Sabadell, el presidente de la entidad vasca avisa al "resistente" por excelencia, Pedro Sánchez, que está dispuesto a darle batalla, incluso en su propio terreno.

Tras seis días de reflexión - uno más de los que se tomó Sánchez cuando arreciaban las denuncias sobre su mujer, Begoña Gómez - Torres aseguró que la unión representa una oportunidad única para construir uno de los bancos más competitivos e innovadores de Europa.

"Juntos, seremos una entidad más sólida, con mayor escala, y con capacidad para aumentar en 5000 millones de euros anuales la financiación a familias y empresas, impulsando así el crecimiento económico de nuestro país", arengó a los accionistas del banco opado, para enseguida añadir que "en las próximas semanas los accionistas de Banco Sabadell podrán sumarse a este gran proyecto".

Así, BBVA deja la decisión de la OPA en manos de los accionistas de Banco Sabadell. Que, en definitiva, de lo que se trata es de su dinero, como legítimos dueños del banco que son.

Con todo, habrá que esperar a que BBVA actualice y publique toda la información relevante una vez obtenga la aprobación del folleto de oferta pública de adquisición de parte de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV). Dicha aprobación se producirá, previsiblemente, en las próximas tres semanas.

Del otro lado de la acera, también movieron ficha. Como se recordará, Banco Sabadell, anunció la semana pasada su intención de vender la filial británica TSB, jugada de un alto contenido estratégico. Porque, por una parte, le resta valor a los activos de Sabadell, con la consiguiente pérdida de atractivo para la operación diseñada por los vascos.

Por otra, y esta segunda no es menor, la entidad catalana se embolsaría unos 2700 millones de euros (de acuerdo a la valoración de salida), inyección de capital que podría destinar al pago de un dividendo extra a sus accionistas, anzuelo cargado de una carnada muy difícil de resistir por lo apetitosa. Sobre todo si el pago coincide con el momento de la votación. ¿Caprichos del calendario? Poco probable.

Y para hacer aún más resbaladizo el terreno sobre el que se intenta asentar la OPA hostil, ayer conocimos que la entidad que preside Josep Oliu recibió sendas ofertas por TSB de parte del británico Barclays y Banco Santander. Ambas propuestas girarían en torno a los 2800 millones de euros, apenas poco más de la valoración original del banco.

Los analistas de Jefferies estimaron que la venta del negocio británico liberaría 1800 millones de euros de capital extra para la entidad catalana, cuyo destino podría ser en gran parte para premiar al accionista, reservando una porción del talón para empujar el crecimiento, sea orgánico o no.

Apoyo de los grandes inversores

A BBVA le llevó casi una semana sondear a sus inversores de peso para saber si aún podía contar con su respaldo para continuar con la operación, según Bloomberg.

Esta consulta se hizo indispensable ya que la decisión del Consejo de Ministros estableció que cada entidad tendrá que preservar su autonomía en la gestión y mantener el patrimonio separado al menos tres años, pudiéndose alargar otros dos. Además de la prohibición de llevar a cabo una reducción de plantilla y cierre de sucursales.

Así, con este marco como referencia, BBVA vio cómo su cálculo de sinergias quedó en papel mojado, y con él la estimación de 850 millones de euros que ellas le aportarían. También tuvo que replantear el aumento del 3,5% en el beneficio por acción anual, puesto sobre la mesa al inicio de la operación.

Asimismo, la decisión de continuar con la operación de adquisición es coherente con el discurso que mantuvo BBVA tras el varapalo propinado por el Gobierno: "Una OPA sin fusión no es una línea roja", dijo, una y otra vez, Torres.

Es cierto, también, que el presidente aseguró que no tenía intención ni de aumentar el precio de la oferta ni de contemplar una parte en efectivo, a pesar de la insistencia del mercado, interesado como está, en atraer la voluntad de los accionistas para que la OPA no fracase.

Lo cierto es que con las trabas impuestas por el Gobierno las tornas cambiaron. Tanto, que la decisión de continuar con el negocio obliga ahora a los accionistas aceptar una fusión sin las sinergias previstas originalmente, al menos, y como mínimo, en los tres primeros años.

En este punto, vale destacar que la cotización de Banco Sabadell se mueve alrededor de un 5% por encima del canje e incluso llegó a superar el 8%.

En cuanto a las casas de análisis, muchas de ellas, entre las que se encuentran BNP Paribas, Barclays y Alantra, sostienen que buena parte de la lógica financiera en la que se apoyó la OPA se volatilizó. Aunque, un grupo de expertos arriesgan que puede pesar más para el banco la lógica estratégica a largo plazo.

Así las cosas, el próximo día 24 Banco Sabadell presentará el plan estratégico para 2025-2027. Esta junta toma especial relevancia porque en ella la entidad intentará convencer a los accionistas para que no vayan al canje sin antes esperar una actualización de los compromisos de BBVA.

Banco Santander va por TSB

De acuerdo a Reuters, la entidad cántabra se encuentra entre los postores que presentaron a Banco Sabadell una oferta vinculante por su filial británica TSB.

La oferta valoraría el banco británico en más de 2300 millones de libras, esto es unos 3150 millones de dólares, de acuerdo una de las fuentes de la agencia. Banco Sabadell, sigue, podría celebrar una reunión del consejo de administración el martes para decidir si sigue adelante y, en caso afirmativo, qué oferta ganará.

Tanto Banco Santander como Banco Sabadell declinaron hacer comentarios. Barclays es el otro banco interesado, según informó Bloomberg.