La vivienda ha sido tradicionalmente uno de los principales pilares del proyecto vital en España. Tener un techo propio se ha vinculado durante décadas a la estabilidad, al éxito personal y a una forma de proteger el patrimonio familiar frente a la incertidumbre económica.
En este contexto actual, marcado por el encarecimiento del mercado inmobiliario y la creciente dificultad de acceso a la compra de vivienda, el debate entre alquilar y adquirir una vivienda vuelve a posicionarse en el centro de atención pública.
Es por este motivo que, a través de su cuenta de TikTok @lawtips, el abogado y divulgador Andrés Millán aporta una perspectiva que cuestiona los argumentos habituales que defienden el alquiler como opción preferente.
Una postura crítica sobre el alquiler generalizado
Desde su experiencia, Millán plantea que alquilar una vivienda solo resulta beneficioso en condiciones muy específicas que no aplican a la mayoría de la población. Su razonamiento se apoya en un enfoque de coste de oportunidad.
Al invertir una suma elevada en la compra de una vivienda habitual, el comprador deja de destinar ese capital a otras opciones potencialmente más rentables, como activos financieros o propiedades destinadas al alquiler a terceros. Sin embargo, no todas las personas cuentan con los conocimientos financieros ni con la estabilidad emocional necesaria para gestionar adecuadamente dichas inversiones.
Por ello, sostiene que la opción de alquilar solo es válida para quienes tienen una gran inteligencia financiera, un importante patrimonio previo y la disciplina para hacer crecer su capital de forma sostenida. En caso contrario, el alquiler puede implicar mayor exposición a la subida de precios y a una menor seguridad a largo plazo.
Condiciones necesarias para que el alquiler resulte rentable
Según esta visión, existen ciertos requisitos que deberían cumplirse para que vivir de alquiler sea una decisión financieramente acertada. Entre ellos se encuentran la necesidad de contar con un colchón de ahorro importante, la capacidad de invertir de manera eficiente, y un perfil psicológico preparado para asumir los riesgos del mercado inmobiliario.
También resulta fundamental la estabilidad de la vivienda alquilada. El incremento sostenido de los precios en este segmento, que ha superado ampliamente tanto al valor de compra como a los salarios medios desde 2014, añade una capa de complejidad al cálculo de rentabilidad. Además, el hecho de que los contratos de arrendamiento puedan ser rescindidos o renegociados por parte del propietario introduce un nivel de incertidumbre que muchas personas no pueden o no desean asumir.
La propiedad como estrategia de protección a largo plazo
Frente al modelo de alquiler, la compra de una vivienda en propiedad sigue siendo, en muchos casos, una estrategia más conservadora y previsible. Aunque implica un esfuerzo financiero inicial considerable y compromisos a largo plazo, también permite construir un activo tangible que puede revalorizarse o utilizarse en el futuro.
Para muchas personas, especialmente en etapas avanzadas de la vida, disponer de una vivienda en propiedad representa una forma de blindar su estabilidad cuando los ingresos disminuyen, como ocurre durante la jubilación.
Millán no defiende la compra como una solución universal, sino como una decisión que, bien planificada, ofrece mayor protección para perfiles sin la capacidad o el interés por asumir los riesgos del alquiler e inversión paralela. En este sentido, también señala que el análisis debe contemplar factores como el horizonte temporal, los costes asociados y la capacidad real de inversión alternativa.
Este planteamiento invita a replantear la idea extendida de que alquilar una casa es una opción más libre o flexible. Para muchos hogares en España, la propiedad inmobiliaria continúa siendo una forma de asegurar el patrimonio y evitar las consecuencias de un mercado volátil.