La banca española está entrando en una fase de mayores requisitos comerciales. Tras años en los que las cuentas online y algunas ofertas permitían operar sin pagar comisiones, cada vez más entidades están ligando la gratuidad a que el cliente use de verdad esa cuenta: que cobre allí la nómina, pague los recibos y mantenga un cierto nivel de actividad. El objetivo es claro: reducir las cuentas “inactivas” o poco rentables y concentrarse en los usuarios más vinculados.
Este endurecimiento afecta sobre todo a las cuentas estándar de la banca tradicional y a los clientes que no tienen domiciliados ingresos. Siguen existiendo algunas cuentas online sin comisión y sin nómina, pero son menos, suelen ser promocionales o dependen de operar casi todo por canales digitales. Por eso las entidades están avisando de que, si no se cumplen las nuevas condiciones, la cuenta pasará a tener una comisión de mantenimiento mensual o trimestral.
Más vínculo o más comisiones
El modelo que están aplicando las entidades es sencillo: la cuenta puede seguir siendo gratuita, pero solo si el cliente demuestra que la usa como cuenta principal. Eso, en la práctica, significa tres cosas:
- Domiciliar una nómina o ingreso periódico: en la mayoría de los casos, desde 700 hasta 1000 euros mensuales, según la entidad.
- Pagar al menos dos o tres recibos básicos (luz, gas, teléfono o internet) desde esa cuenta.
- Mantener un saldo o contratar otro producto (tarjeta de crédito activa, fondo o seguro) para que el banco vea ingresos recurrentes.
Quien no cumpla esos puntos entrará en la horquilla de clientes con comisión. La banca viene comunicando estos cambios por app o por correo, con la antelación que exige la normativa de transparencia, para que el usuario decida si se vincula más o cambia de entidad.
Qué bancos están cambiando primero
Las grandes redes -Santander, CaixaBank, BBVA, Sabadell- ya trabajan con esquemas de cuenta totalmente bonificada si hay nómina y recibos, y con comisión si el cliente no los aporta. A esto se están sumando los bancos digitales de esos mismos grupos, que mantienen cuentas baratas, pero piden un ingreso mínimo o cierta actividad para conservar las ventajas. En paralelo, las ofertas de ING, Openbank o Abanca siguen siendo competitivas, pero cada vez detallan más los requisitos.
El mensaje de fondo es que las cuentas sin nómina y sin movimientos constantes tendrán menos beneficio. Y que las cuentas “de paso” -las que el cliente abre solo para una promoción o para usar el cajero- son las primeras candidatas a perder la gratuidad.
Qué debe hacer el cliente
- Revisar la notificación del banco para saber desde cuándo cambian las condiciones.
- Calcular si conviene domiciliar la nómina en la entidad actual o llevarla a otra que bonifique más.
- Concentrar los recibos en una sola cuenta para alcanzar el mínimo exigido.
- Comparar las cuentas online que todavía no exigen nómina ni saldo mínimo, porque siguen existiendo, pero son menos.