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En los últimos meses, la retórica rusa ha cambiado de tono: Europa ya no es solo un rival político, sino un enemigo sistémico que ha puesto a la Unión Europea en alerta. Esto ha tenido implicaciones directas sobre la estrategia y el presupuesto en defensa de los principales países del continente.

Mientras los gobiernos occidentales refuerzan sus capacidades militares y diplomáticas, expertos advierten que la postura agresiva de Rusia busca reconfigurar el equilibrio de poder, no solo apuntando a Ucrania, sino a la solidez de la OTAN y la cohesión interna europea.

Francia y Reino Unido alzan bandera de defensa

Francia acaba de anunciar un aumento de 6500 millones de euros en su presupuesto de defensa hasta 2027, que elevará el gasto al 2,3% del PIB. El presidente Macron ha señalado a Rusia como su "principal adversario en Europa" y apuesta por reforzar la independencia militar europea.

El presidente francés, Emmanuel Macron, ha señalado a Rusia como su "principal adversario en Europa" y apuesta por reforzar la independencia militar europea. (Fuente: Bloomberg Mercury)

Londres, por su parte, ya ha creado la "Coalición de los Dispuestos", lista para desplegar hasta 50.000 tropas en Ucrania tras un eventual alto el fuego, y colabora estrechamente con París en misiles Storm Shadow y disuasión cibernética.

Este rearme bilateral refleja una Europa que, poco a poco, deja de ser meramente reactiva para convertirse en protagonista de su propia seguridad estratégica. Las alianzas se estrechan y se buscan mecanismos de cooperación más ágiles y eficaces.

Prepárate: puertos y radio de acción

El puerto de Róterdam, el principal de Europa, ya prepara infraestructuras militares, reservando muelles y estableciendo planes logísticos coordinados con Amberes.

En paralelo, la OTAN, liderada por el secretario general Mark Rutte- exige una mentalidad de guerra y un gasto mínimo del 5% del PIB entre sus miembros.

Estas iniciativas responden a informes de la inteligencia alemana y lituana sobre los crecientes preparativos militares rusos, que podrían desembocar en una ofensiva convencional a lo largo de la década. En este contexto, el rearme europeo sugiere la puesta en marcha de un frente continental, apoyado en bases, flotas y redes antiaéreas.

Tácticas híbridas y amenazas que preocupan

No se trata solo de desfiles de tanques. Moscú ha dirigido una ofensiva mediática agresiva; desde acusaciones terroristas hasta amenazas nucleares. El propagandista Vladimir Soloviov ha calificado a Berlín de blanco potencial en caso de escalada, incluso hablando de "desierto nuclear".

Por otro lado, el canciller alemán Friedrich Merz acusó a Rusia de terrorismo tras 741 misiles contra infraestructuras civiles en Ucrania.

Rusia busca influir a través de ciberataques, sabotaje y manipulación de minorías rusoparlantes en países bálticos (Fuente: EFE)Fuente: EPA/SPUTNIK POOLVYACHESLAV PROKOFYEV/SPUTNIK/KRE

Las operaciones de guerra híbrida también acechan. Rusia ha aumentado su presencia militar en Armenia, y según inteligencia ucraniana, busca influir a través de ciberataques, sabotaje y manipulación de minorías rusoparlantes en países bálticos.

A esta altura, la ofensiva no es solo bélica, es también psicológica y territorial, y apunta a socavar la unidad occidental.

Europa reacciona, pero... ¿es suficiente?

La estrategia conjunta de Francia, Reino Unido, Alemania y los países bálticos dibuja un panorama proactivo: rearme, despliegues, bases logísticas, alianzas reforzadas y unidad en la OTAN. Sin embargo, también genera resistencia interna.

Además, algunos Estados miembros aún tardan en comprometerse. Hungría ha bloqueado sanciones, y el esfuerzo del fondo europeo de defensa enfrenta debates políticos. Queda por ver si la urgencia estratégica se traduce en eficiencia política y financiación real.