El coche eléctrico toma terreno en Europa pero sus planes de reemplazar a los vehículos tradicionales no han avanzado como esperaba la Unión Europea.
“La edad media de los coches se está disparando” porque los propietarios no quieren sustituir sus vehículos para pasar a uno eléctrico. Esta situación llevó a Bruselas a aplicar nuevas medidas de presión.
Una de ellas fue “subir descaradamente el precio de los carburante” y otra es la creación de un certificado obligatorio de vida útil. Este documento busca frenar la circulación y venta de coches considerados “viejos”, según las nuevas normas europeas.
El certificado podrá emitirse en ITV o talleres autorizados. Podrá ser “favorable o desfavorable”. Si es desfavorable, el coche no podrá venderse, porque “este documento debe adjuntarse junto al contrato de compra venta”. Sin él, “no se puede hacer la transferencia de un coche”.
Qué exige el nuevo certificado de vida útil y cómo cambiará la venta de coches usados
El pasado 17 de junio de 2025 se encamino el Reglamento de Vehículos al Final de su Vida Útil (ELV, por sus siglas en inglés). La norma todavía debe ser negociada y ratificada por el Parlamento Europeo y se espera que la aprobación definitiva llegue en 2026.
Los Estados miembros contarán con un periodo de adaptación antes de la entrada en vigor y se espera que las primeras obligaciones de “reciclaje obligatorio” empezarán a partir de 2031.
Bruselas trabaja ya en la puesta en marcha de este documento. Incluirá datos sobre “el estado mecánico de un coche, las emisiones, el kilometraje real y la expectativa de vida”. Las emisiones serán decisivas para determinar si un coche puede seguir circulando o venderse.
Hay modelos que “ni arreglándolos pueden cumplir con las emisiones que exige Bruselas”, lo que los convertirá en “carne de desguace antes o después”. Desde 2026, los vendedores deberán demostrar que no comercializan con “coches viejos”. Esto implicará costes más altos y la obligación de presentar informes oficiales.
El Artículo 25 del nuevo reglamento exige dos opciones: “un certificado de inspección general válido” o “un informe de un experto independiente”. Sin uno de estos documentos, las autoridades “denegarán la reinscripción o la exportación”. Las ventas privadas sin plataformas son la única excepción.
Cómo se considerará un coche al final de su vida útil según la nueva normativa
Un vehículo quedará fuera de uso si presenta “daños importantes e irreparables”, o si afecta a “componentes estructurales” y sistemas de seguridad como “frenos o airbags”. También se incluirán coches sin número de chasis o estacionados durante más de dos años sin inspección.
Una vez emitido el certificado de destrucción, el coche deberá reciclarse. La norma se aplicará primero a turismos y vehículos comerciales ligeros. Luego alcanzará a motocicletas, camiones, autobuses y vehículos especiales.
El reglamento reemplaza las directivas de 2000 y 2005. A diferencia del pasado, esta nueva ley “se aplicará inmediatamente en todos los Estados miembros”. Su objetivo es evitar exportaciones ilegales y fortalecer la responsabilidad de los fabricantes.
Qué dicen las críticas y los apoyos al nuevo reglamento europeo
Desde Alemania surgieron las primeras objeciones. El ministro Christian Bernreiter afirmó: “La exigencia de presentar pruebas supondría nuevos costes para los ciudadanos… ¡Ya basta!”. Sostuvo que la norma implica burocracia sin beneficios claros.
También advirtió que los coches podrían ser etiquetados como “vehículos viejos”, perdiendo valor. Los dueños deberían “demostrar primero lo contrario” con tasaciones costosas.
La Asociación TÜV, sin embargo, respaldó la normativa por su aporte a la economía circular. Señaló que debe garantizarse “la interoperabilidad, la calidad de los datos y la protección contra las falsificaciones” en el nuevo pasaporte digital.
Johannes Hanke, del sector del reciclaje, afirmó que “la introducción de un certificado de destrucción obligatorio… es un instrumento eficaz” contra el transporte ilegal.